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Tus preguntas sobre los Santos

Martyrium: tormentos aplicados a los senos

Martyrium: tormentos aplicados a los senos

La razón y la fe están contestes al decirnos que los Santos que padecieron de modo especial en determinada parte de su cuerpo, se muestran particularmente compasivos con los que padecen idéntica dolencia”.

Con esta cita de la obra El Santo de Cada Día (vol.I, capítulo de Santa Apolonia, Ed. Edelvives 1960) se quiere dar comienzo a una serie de artículos que dedicaremos a exponer diferentes conocimientos sobre los tormentos de los mártires cristianos –mayormente las mártires cristianas, por ser la especialidad de quien os escribe- no con ánimo de regodearse en el sadismo y la crueldad humana, sino como manual de información para los interesados en conocer más sobre la iconografía y la intercesión de los Santos en diversos asuntos. Así iremos viendo determinados métodos de maltrato y tortura y los Santos que las padecieron.

Sobre el tormento aplicado a los senos, es ésta una tortura tradicional y ancestral, que se ha mantenido a lo largo de toda la Historia como la típica aplicada a las mujeres –también a los hombres, aunque no tenemos tantas referencias-, evidentemente por ser una zona muy delicada del cuerpo, y como forma de insultar a la feminidad y mancillar los órganos que amamantan a los hijos. Sin duda cortar los pechos de raíz era el procedimiento menos doloroso. Frecuentemente se arrancaban lentamente con punzones al rojo vivo y con tenazas, o simplemente se quemaban con antorchas, o se desollaban. La variedad es tan amplia como lo es la inventiva cruel de un verdugo. Semejantes lesiones eran gravísimas y causaban la muerte al poco tiempo debido a las profusas hemorragias, y como casi nunca interesaba el fallecimiento inmediato de la torturada, era frecuente cauterizar las heridas con hierros al rojo vivo para causar más dolor, pero también para desinfectar y cortar la vía de la sangre.

Mártires cristianas que padecieron este tormento son innumerables, pero aquí vienen las más conocidas:

Santa Águeda (en la imagen): es, ha sido y siempre será la patrona por excelencia de los males mamarios debido a haber padecido este tormento, pero no es la única. Otras son:

Santa Bárbara.
Santa Calíope.
Santa Macra.
Santa Teodosia de Tiro.
Santa Avia.

Santa Fe (hermana de las también mártires Esperanza y Caridad, hijas de Santa Sofía).
Santa Engracia.
Santa Julia de Córcega.
Santa Eulalia de Barcelona.
Santa Eulalia de Mérida.
Santa Febronia (también conocida como Trofimena).
Santas Basilisa y Anastasia.
Santa Cristina de Bolsena.
Santa Marcela de Quíos.

Santas Elena y Centola.
Santa Xenia.
Santa Helcónide.
Santa Ketevan de Georgia.

Naturalmente ésta no es una lista exhaustiva y muchas otras podrían ser incluidas, por ejemplo, las que padecieron flagelación, porque normalmente los golpes de látigo se dirigían también a los senos, como a las nalgas y los genitales, aunque esto normalmente lo silencian las fuentes cristianas por piedad, pudor o compasión. Cualquiera de ellas podría ser invocada para cualquier dolencia mamaria pues padecieron este tormento, sin menoscabo de que se puede invocar a cualquier Santo para cualquier asunto en general, desde luego.

Meldelen

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