Blogia
Tus preguntas sobre los Santos

Martyrium: ollas, calderos y sartenes

Martyrium: ollas, calderos y sartenes

En numerosas actas tenemos noticia de un tormento que consistía en introducir a un condenado en calderos, ollas o sartenes con sustancias en su punto de ebullición. Este espantoso sistema es anterior a Roma y parece proceder de Oriente, ya tenemos referencia a él en el Libro de los Macabeos, donde se narra el martirio de una madre –conocida como Santa Salomonia- y sus siete hijos. Luego parece que se mantuvo dentro del régimen romano como sustrato cultural que ya era propio de las provincias orientales.

Lo que hervía en estos recipientes era agua, aceite, u otras sustancias como resina, pez, grasa, o estos elementos formando fórmulas y composiciones. Era un tormento horrible ya que las lesiones que provocaba sólo podían sanar con un tratamiento adecuado que, como ya hemos dicho, no solía tener lugar. La mayoría de veces acababa en la muerte por deshidratación y quemaduras masivas, de modo que rara vez se admite en las actas de los mártires que llegaran a causar daño alguno: los autores recurren a milagros, prodigios u otras intervenciones o señales divinas, así como la inoperancia del tormento, para edificación del lector. Que era mejor que admitir que tormento como éste provocaba la muerte, si no inmediata, al menos en muy poco tiempo. En varios casos se recurría a introducir inmediatamente al condenado en agua fría, con la aviesa intención de aumentar el dolor con el brutal contraste de temperaturas.

Algunas santas mártires que padecieron este tormento son:

Santa Salomonia: nombre que se da a la madre de los Macabeos, y que está incluida en el santoral por considerarse mártir precristiana.
Santas Potamiena y Marcela: hija y madre respectivamente, esclavas, Potamiena se destacó especialmente por pedir ser introducida lentamente en el caldero –“así veréis cuánta paciencia me da mi Señor Jesucristo”- con lo cual su suplicio se prolongó durante tres horas.
Santa Juliana de Nicomedia (en la imagen). 16 de febrero.
Santa Parasceve de Roma (también conocida como Venera y Veneranda por los católicos occidentales).
Santa Regina de Alesia.
Santa Justina de Antioquía (junto con San Cipriano).
Santa Cristina de Bolsena.
Santa Crescencia (junto con su esposo San Modesto y su pupilo San Vito).
Santa Fausta.
Santa Caridad (hermana de Fe y Esperanza e hija de Santa Sofía).
Santa Julita (madre de San Quirce o Quirico).
Santa Régula (con Félix y Exuperancio).
Santos Crispín y Crispiniano: (primero fueron metidos en un caldero de plomo hirviendo, que no les causó daño alguno, aunque una gotita que tocó el ojo de su verdugo, Rictiovarus, le dejó ciego. Luego fueron metidos en una caldera con una mezcla de brea, grasa y aceite, donde no les pasó nada, entonces Rictiovarus, celoso, quiso ver que pasaba y, probarlo también y, claro, como en buena “passio” legendaria que se precie, terminó asado por idiota).
San Juan Evangelista: En un caldero de aceite hirviendo. (No murió de ello, sino que le vino bien para morir anciano. Antes se celebraba esta fiesta con el nombre "San Juan ante portam latinam").
Santa Lidia de Roma: esposa del senador Fileto, a la que metieron en un caldero de aceite hirviendo. (Aunque esto es dudoso, ya sabemos que la clase senatorial podía hasta elegir la forma en que quería morir, no creo que eligieran eso).

San Eleuterio y su madre Santa Antia.
Santos Jonás y Baraquiso
, sobrevivieron a una de pez hirviente.
San Bonifacio de Tarso. Le metieron en una calera de pez hirviendo, pero la caldera se derritió, se quemaron los verdugos y el santo salió ileso.

El caso de Santa Cecilia, que muchas veces aparece representada dentro de un caldero de agua hirviendo, es rotundamente falso: como miembro de la gens Metela, una de las familias patricias más encumbradas de Roma, estaba totalmente exenta de cualquier tortura por su dignidad de matrona. A lo que fue sentenciada es a morir asfixiada en los vapores de su baño, que es muy distinto, pero ha sido malinterpretado como ser escaldada en agua hirviendo. Tampoco es válido el caso de las hermanas mártires Santa Calixta y Santa Cristeta, que fueron quemadas en la hoguera, aunque por error de interpretación aparecen muchas veces metidas en un caldero.

Meldelen

0 comentarios