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Tus preguntas sobre los Santos

Vida y cronología de San Antonio de Padua. Parte II

Vida y cronología de San Antonio de Padua. Parte II

Seguimos la cronología de Antonio de Padua:

1229-1230: Antonio, provincial, participó en la misión pacificadora de la Iglesia en la Marca de Treviso, atormentada por los crueles enfrentamientos entre facciones de la nobleza., armonizando el cuidado de los frailes con los viajes de evangelizador y pacificador, tarea en la que buscó la colaboración de hermanos bien preparados; tuvo que visitar repetidas veces Padua y es probable que fijara allí su residencia, al menos temporalmente; como se concluye de la redacción definitiva de los Sermones dominicales y su profunda amistad con el pueblo paduano.

1230: Visita al papa Gregorio IX, para exponerle al Papa las dudas sobre cual era el valor jurídico del Testamento de San Francisco y como interpretar algunos pasajes de la Regla. Allí continuó ejerciendo el ministerio de la palabra, predicando y dando conferencias espirituales. Además, colaboró en la bula “Quo elongati”, con la que Gregorio IX trató de resolver las cuestiones que la Orden le había planteado.

1231: Del 5 de febrero al 23 de marzo, libre de la responsabilidad de cuidar de sus hermanos, se dedica plenamente a la predicación itinerante y a la preparación de sus sermones para las fiestas del año litúrgico; sin embargo, al acercarse la cuaresma, interrumpió este trabajo para dedicarse a la predicación, y, terminada la cuaresma, lo reemprendió en Camposampiero; la obra quedó bruscamente interrumpida para siempre en el sermón para la conmemoración de San Pablo, que se celebraba el 30 de junio.

Del 5 de febrero al 23 de marzo de 1231, Antonio predica la cuaresma en Padua, con un sermón diario, lo que constituía una práctica desconocida hasta entonces, con catequesis y horas de oír confesiones; tan admirable misión cuaresmal agotó las fuerzas del santo y minó su salud, pero produjo muy abundantes frutos evangélicos.

1231: El 13 de junio, sufre un colapso y, sintiéndose morir, pidió que lo llevaran a Padua, para estar con su comunidad a la hora del tránsito. Para no cruzar la ciudad por el centro y evitar así tumultos, se desviaron hacia el monasterio de las clarisas de La Cella. Aquí empeoró, se confesó, cantó a la Virgen el himno litúrgico “O gloriosa Domina”, tuvo la visión de Cristo, se le administró la unción de los enfermos, cantó con los frailes los salmos penitenciales, y, tras una media hora de sopor, expiró. Su entierro estuvo precedido de una serie de enfrentamientos y violencia: sectores de la población enfrentados, las monjas y los frailes, el podestà y el obispo, por el sitio donde enterrarlo. Finalmente se impuso el parecer de los frailes, y el martes 17 de junio los restos mortales fueron trasladados en procesión desde La Cella hasta la iglesia de Santa María, tras la misa solemne de Réquiem oficiada por el obispo.

1231-1232: Su proceso de canonización fue uno de los más rápidos de la historia: duró menos de once meses, de julio de 1231 al 28 de mayo de 1232. Los milagros y la devoción de las gentes se multiplicaron a partir de aquel mismo 17 de junio, al tiempo que se multiplicaban las peregrinaciones. Gregorio IX puso de inmediato en marcha el proceso, y, cumplidos todos los requisitos, el 28 de mayo de 1232 decidió proceder a la canonización.

1232: El papa Gregorio IX canonizó a San Antonio el 30 de mayo de 1232 en la catedral de Espoleto, donde se encontraba entonces la curia papal.

1263: El 8 de abril, con motivo del solemne reconocimiento y traslado de los restos mortales de San Antonio de la pequeña iglesia de Santa María a la nueva basílica construida en su honor, actos que presidió San Buenaventura, se encontró incorrupta la lengua del santo (aún se venera en un relicario).

1946:
Con la Carta apostólica “Exulta, Lusitania felix”, de fecha 16 de enero, Pío XII constituyó y declaró a San Antonio doctor de la Iglesia, con el título de “Doctor Evangélico”.

1 comentario

Meldelen -

El cuadro ese que has puesto, fijo que es de Murillo, tiene todo su estilo. Y qué bueno ver al Santo con barba, que con estos santitos andróginos uno no sabe muy bien qué pensar...