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Tus preguntas sobre los Santos

La devoción a Santa Filomena (X) – El culto a los mártires

La devoción a Santa Filomena (X) – El culto a los mártires

Los orígenes de la veneración pública a los santos en general deben también tenerse en cuenta en el caso de Santa Filomena. En la Iglesia primitiva, los mártires eran inmediatamente reconocidos como testimonio de la perfección de la vida cristiana en la tierra, habiendo mostrado la prueba última de su amor a Cristo en el ofrecimiento de sus vidas. Por el sacrificio de sus vidas por Cristo, ellos alcanzaron el Paraíso de gloria eterna y fueron indisolublemente unidos al Señor, la Cabeza del Cuerpo Místico. Los creyentes, aun perseguidos, invocaron su intercesión para obtener la gracia de imitar su santo ejemplo. La veneración de los mártires ha tenido, desde su inicio histórico, todas las características esenciales de una veneración pública, incluyendo la colocación de una fecha y lugar de martirio en un calendario público que fue observado y celebrado por la totalidad de la comunidad cristiana. Esto era ciertamente distinguible de los tristes memoriales de la muerte de otros cristianos, ya que las de los mártires eran públicamente veneradas con alegría desde el día de su muerte.

Sólo cerca del fin de las persecuciones romanas la veneración pública a los mártires empezó a ser extendida a los confessores fidei quienes, aunque no morían por la fe, la habían defendido y habían sufrido por ella de modo heroico. Posteriormente la veneración pública fue extendida a los cristianos que habían mostrado especial capacidad para la caridad, la penitencia, trabajos evangélicos, o en la elucidación de la doctrina.

Esta preeminencia de la veneración pública por la santidad del martirio como era expresada en la Iglesia primitiva, debe ser tenida en cuenta para el asesoramiento de la veneración pública debida hoy en día a una joven mujer mártir cuyo martirio está, una vez más, históricamente asegurado por el criterio oficial de la Santa Sede y cuya subsiguiente cantidad de milagros ofrecen la indicación y confirmación  sobrenaturales procedentes de Dios que la Iglesia requiere estrictamente para una canonización formal actualmente. Mientras que un comprensible registro histórico de un candidato para la canonización es legítimo estableciendo la virtud heroica requerida para un confesor, no lo es, mediante estándares tanto primitivos como contemporáneos, para la declaración de la santidad de un mártir cristiano. Cuando los requerimientos históricos para el establecimiento del martirio son utilizados como impedimento para la veneración pública de un mártir como “santo”, éstos yerran en contra de los principios eclesiásticos de la santidad, tanto antiguos como actuales. Martirio y milagros, y no la historia personal, son lo que comprende la esencia de la canonización de aquellos que han derramado la sangre por Cristo.

En conclusión, la devoción popular a Santa Filomena, virgen y mártir, está actualmente viva y bien arraigada en el Pueblo de Dios, gozando de un estatus eclesial positivo y cuya veneración está creciendo generosamente. La sabiduría de los papas y santos del pasado reconoció que la “historia” de la poderosa y sobrenatural intercesión de Filomena por la Iglesia era más importante que la “historia” de su vida terrena. Tal es la manifestación de los misteriosos caminos del plan salvador de Dios.

La Iglesia de hoy ha recibido del papa Juan Pablo II  la missio para la nueva evangelización de este tercer milenio de cristianismo. Con la reciente canonización del Santo Padre Pío de Pietrelcina, taumaturgo del siglo XX, cuán eficaz sería para el Pueblo de Dios y la implementación exitosa de la nueva evangelización el recurrir, a través de una renovada veneración pública y litúrgica, a Santa Filomena, a quien el papa Gregorio XVI justamente calificó de “taumaturga del siglo XIX”.

Quiera la joven virgen mártir, poderosa con Dios, convertirse, una vez más, en una favorecida patrona de la santidad y la pureza, particularmente para los jóvenes de hoy.

Mark Miravalle, S.T.D.
Profesor de Teología y Mariología
Universidad Franciscana de Steubenville
7 de octubre de 2002
Fiesta de Nuestra Señora del Rosario

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