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Tus preguntas sobre los Santos

Comentario a la leyenda de Santa Filomena (IV)

Comentario a la leyenda de Santa Filomena (IV)

"Al cabo de este tiempo, Diocleciano empezó a ponerse nervioso esperando mi decisión; cuando pasaron los cuarentas días, tal como lo había anunciado la Santísima Virgen, el tirano me hizo sacar de la prisión, resolvió torturarme y amenazarme para que me retractara del voto de virginidad que había hecho a mi Esposo. Luego, en presencia de muchos de sus hombres de armas y otros oficiales del Palacio me hizo atar a una columna para ser azotada cruelmente, diciendo:
"Después que esta niña cualquiera rehusó obstinadamente a un Emperador, por amor a un malhechor, que como todos saben, fue condenado a muerte en la cruz por sus propios compatriotas, ella merece ser tratada como Él por mi justicia".
Al ver mi cuerpo ensangrentado y cubierto de heridas, y que la vida se me iba, ordenó que me llevaran de vuelta al calabozo para morir. Tirada en el suelo, y con el cuerpo ardiendo en fiebre, yo esperaba la muerte. Entonces, dos ángeles se me aparecieron, y con un aceite precioso ungieron mi cuerpo malherido y me sanaron.”

La visión del tirano, impotente para hacer que una joven acepte casarse con él, es también un cliché propio de las leyendas de vírgenes mártires. Cuarenta días la ha estado haciendo padecer hambre y privaciones en la cárcel y ahora la hace azotar en público. Tanta parafernalia nunca fue necesaria para obligar a una mujer a aceptar un matrimonio que no quería. Ya hemos dicho que el emperador tenía funcionarios de sobra para llevar por él cualquier proceso, y es muy probable que Diocleciano jamás estuviese presente en un proceso contra un cristiano.

El resto del pasaje está tomado enteramente de cualquier acta martirial. El único motivo por el que ha sido incluido en la leyenda, es porque uno de los símbolos que aparecen en la lápida de Santa Filomena ha sido interpretado como un flagelo, concretamente uno de la clase plumbea, que estaban rematados con bolas de plomo. El problema es, ¿realmente eso que está ahí dibujado representa un flagelo de esas características? Lo único que vemos es una tosca raya horizontal con dos bolas en los extremos. Si es un flagelo, lo que está representado es sólo una tira doble del mismo, sin el mango de madera para manejarlo y el resto de tiras (ver imagen adjunta). Es curiosa esa representación parcial, ¿por qué no representar el instrumento entero? Y si no es un flagelo, ¿qué es entonces? No es algo que yo pueda contestar. Por tanto, a falta de una interpretación mejor, debemos seguir asumiendo que se trata de un flagelo.

La flagelación sí era uno de los primeros tormentos al que se solía recurrir, ni los ciudadanos estaban exentos de padecerlo. Aunque terrible en sí mismo, se podía sobrevivir a él y las heridas se curaban aun cuando el cuerpo quedara marcado de por vida. Lo que no tiene sentido es que la mártir fuese devuelta al calabozo creyendo que va a morir. No se desperdicia una celda y una ración de comida por alguien que estará muerto al poco: se le remataba atravesándole el corazón con una espada. Esto lo tenemos documentado en el caso de Santa Bibiana. Cuando se devuelve a alguien al calabozo después de un azotamiento, es porque aún se espera que viva y se pueda seguir torturándole. A menos que surjan complicaciones frecuentes: es decir, la infección de las heridas, y con ellas, la fiebre y la muerte.

Por último, la aparición de los ángeles en la celda que curan por completo al mártir, es un pasaje de obligada presencia en la inmensísima mayoría de los relatos sobre mártires, hombres y mujeres. Y ya que hablamos de celdas, pocas veces habría una sola celda para una sola persona, lo cual hubiese sido un lujo. Las celdas eran ocupadas por muchísimas personas, en un estado de hacinamiento inhumano. Vamos, que si se hubiese aparecido algún angel, faena habría tenido, con tanta gente que curar.

Meldelen

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