Blogia
Tus preguntas sobre los Santos

El Cristo de Limpias

El Cristo de Limpias en Cuba

El Cristo de Limpias en Cuba

En este segundo artículo sobre el Cristo de Limpias, relataré sobre su devoción en mi país, Cuba, y mi vinculación con la imagen.

Don Manuel Ruiz:
Primero un antecedente importante, y es que entre los muchos peregrinos que vivieron manifestaciones del Cristo de Limpias, estaba el obispo Manuel Ruiz, cubano y obispo de Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba. Don Manuel regresaba de Roma y, conocedor de los sucesos de Limpias, decidió visitarlo. Se dice que fue el primer prelado en tener estas experiencias ante el Cristo de Limpias. Ya en Cuba, escribió una carta pastoral a los pinareños, donde expone humildemente su momento de gracia, al ver al Santo Cristo mover los ojos de un lado a otro y aumentar su expresión agonizante. Es un caso muy particular donde un obispo expone a sus fieles una revelación privada, en un documento oficial; no abundan, no.

Encarnación Canut:
Pero la gran propagadora del Cristo de Limpias fue una mujer: Encarnación Canut Lauder, una laica de la que nada se habla en la iglesia habanera, pero que jugó un papel fundamental en la religiosidad del siglo XX en Cuba, hasta el punto que decir "Cristo de Limpias", era decir Encarnación Canut. Esta mujer, de la que tengo pendiente una investigación que salve su memoria, era de origen español, pero vivía en Cuba desde hacía ya años, cuando, por una gracia recibida, se dedicó en cuerpo y alma a la propagación de la devoción. Conocí a algunos que, a su vez, la conocieron y siempre la recuerdan de iglesia en iglesia, en una furgoneta llena de imágenes del Cristo de Limpias, pidiendo a los sacerdotes le dejaran ponerla, y así inundó la isla. También la recuerdan a la cabeza de las multitudinarias procesiones que partían de su casa cada 16 de julio, en las que llevaba un crucifijo y gritaba “penitencia, penitencia”, “misericordia, misericordia”. Pero no era una loca ni una exaltada, ni mucho menos una aprovechada, era una misionera en toda regla, al estilo de la época, claro.

La iglesia del Cristo de Limpias:
Su obra de recaudación de fondos era muy transparente, con tesorero, secretario, y cada mes se abría en público y se anotaba en dos libros distintos. Con ella logró la edificación de la capilla “provisional” (aún existe) al Cristo de Limpias, cuando su casa se quedó pequeña para acoger peregrinos; capilla esta que sería el anticipo de un grandioso santuario que nunca se llegó a construir. En esta capilla (Calle Corrales, 5) vivió Encarnación, junto al convento de los frailes capuchinos, propagadores también de la devoción. Anexo a esta iglesia estaba el colegio-dispensario que funcionó hasta el año 1961. Ella, en una habitación humildísima, vivía mientras atendía la portería y propagaba la devoción al Santo Cristo. Allí vivió hasta que emigró a Venezuela, luego de la Revolución, donde continuó su obra de extensión de la devoción hasta que murió. En el mayor del templo se venera una bella talla de cuerpo completo, que copia al crucifijo de Limpias, pero que no recibe devoción apenas. Todos se dirigen al más conocido, que es una cabeza sobre un pilar, y era propiedad de Encarnación, que la trasladó de su casa a la iglesia, el 5 de junio de 1955. Llama la atención como, cada viernes, al cantar el himno al Cristo de Limpias, todos se vuelven hacia el lateral, mientras en el mayor está la copia del original. Cosas de la devoción.

Esta imagen habanera es un molde muy conocido, de gran belleza, eso sí, y de un color ennegrecido, que llama la atención. En 2003 tuve la oportunidad de restaurarle y pensando hallar el color original debajo de tanta acumulación de polvo y mugre, hallé que originalmente era así, oscuro, casi negro. Cuando estaba en asuntos de emigración, para el viaje a España, muchas veces visité el templo, por trabajo y siempre le pedí me allanase el camino... ¡y lo hizo! Una peculiaridad de esta imagen de la Habana es que tras la cabeza tiene una cruz, que recuerda la “Cruzada por la pureza”:

La Cruzada:
El 16 de julio de 1936, Encarnación comenzó la “Cruzada por la Pureza”, todo un movimiento misionero que englobó devociones, catequesis, misiones, actos litúrgicos, visitas al Santo Cristo, cuyas intenciones principales eran la conversión de los pecadores y la paz del mundo. Durante años Encarnación editó miles de catecismos-devocionarios del Cristo (tengo uno, como una verdadera reliquia), en los que llamaba a la conversión, a la comunión y la confesión, en fin, a vivir una vida cristiana (
"Piense que Jesucristo está con los brazos abiertos esperando que llegue el alma arrepentida de todos sus pecados; haga una buena confesión a la luz de las enseñanzas de la Iglesia y comulgue. No lo deje para mañana que será tarde. Por lo menos oiga misa los domingos y días de precepto y ame al prójimo como a si mismo, si tiene hijos, enséñeles a amar a Dios sobre todas las cosas y estará en el camino de la felicidad. Sea apóstol de Jesucristo propagando que todo aquél que carece de bautismo, comunión o confirmación, lo reciba.").

Ella encargó a Cheché Fernandez de Castro la letra y la música del himno que hasta hoy se canta en su capilla. El 16 de julio era el gran día del Cristo de Limpias hasta que, para que no coincidiera con El Carmen, celebrada en media ciudad de la Habana, se trasladó la festividad al 5 de junio, día de la traslación de la imagen al templo, y así es hasta hoy. El oficio litúrgico utilizado es el del 14 de septiembre, la Exaltación de la Santa Cruz.

Tengo que poner la imagen de Cristo, por ahora, va una de las de siempre...

El Santo Cristo de Limpias.

El Santo Cristo de Limpias.

Pregunta: ¿Qué me puede decir del Santo Cristo de Limpias, sobre su devoción, su imagen? México.

Respuesta:
Muchas cosas podría decirte y me gusta la pregunta, porque tengo varias cosas que me unen a esta devoción. Primero la historia, luego las ternezas…
 
El santuario y la imagen:
El santuario del Cristo de Limpias está, precisamente, en Limpias, una pequeña localidad cántabra, perdida entre montes y bosques, al norte de España. La iglesia, de gran belleza, está dedicada a San Pedro, pero desde que la bella imagen del Cristo de la Agonía llegó allí, procedente de Cádiz después de 1755, pasó a ser santuario del Cristo. Su tradición dice que allí en Cádiz ya era venerada y que incluso ante la amenaza de un maremoto, la imagen fue sacada en procesión y el mar se calmó en el acto. Diego de la Piedra, dueño de la imagen, en su testamento, la remite a su villa natal, Limpias, donando el espléndido altar barroco que custodia dicha imagen, que está acompañada por la Virgen Dolorosa y San Juan, mandadas a hacer también por el dicho Diego de la Piedra.

La imagen representa la agonía de Cristo, los últimos momentos, por eso mira hacia arriba y la expresión es tan dolorosa, al tiempo que relajada. Llama la atención que ambas manos están en gesto de bendecir, así como el efod (o paño de pureza) que le cubre, de intenso color gris azulado, cuando lo típico es que fuese blanco. Mide unos 180 centímetros, y lleva una corona de espinas de madera también. Aún así, la imagen más conocida del Cristo de Limpias es la de una cabeza sobre un pilar y esto es porque fue precisamente la cabeza la protagonista de los sucesos tan extraños que le rodearon.

Los fenómenos:
Aunque en 1919 fue cuando todo se comenzó a saber, ya había, al menos, un testimonio privado anterior. Un sacerdote paúl, que aún atienden el santuario y el colegio San Vicente, muy cerca de allí. Dice este sacerdote:

"Un día en el mes de agosto de 1914, fui a la iglesia con el motivo de instalar una iluminación eléctrica en el altar mayor. Me hallaba solo en la iglesia subido en una escalera apoyada sobre un andamio improvisado recostado sobre la pared que sirve de trasfondo a la imagen del Cristo Crucificado, y después de dos horas de trabajo, empecé a limpiar la imagen de forma que esta pudiera verse mas claramente. Mi cabeza quedaba al mismo nivel que la del Cristo, a poco menos de dos pies de distancia; hacía un día muy hermoso y por la ventana atravesaban rayos de luz que iluminaban completamente el altar, sin notar la mas leve anormalidad y después de un largo rato de trabajo, detuve mi vista en los ojos de la imagen y observe que los tenía cerrados. Por varios minutos lo vi con toda claridad de manera que dudé si habitualmente los tenía abiertos.

No podía creer lo que mis ojos contemplaban, empecé a sentir que las fuerzas me faltaban; perdí el balance, desfallecí y caí de la escalera del andamio hasta el suelo, sufriendo un gran golpe. Al recobrar el sentido pude confirmar desde donde me encontraba que los ojos de la imagen del crucifijo permanecían cerrados... Abandoné rápidamente la iglesia contando el hecho a mi comunidad. Minutos después de abandonar la iglesia, me encontré con el sacristán quien se disponía a sonar las campanas para el Ángelus. Al verme tan agitado me preguntó si me ocurría algo. Le relaté todo lo sucedido lo cual no lo sorprendió puesto que ya había escuchado que el Santo Cristo había cerrado sus ojos en más de una ocasión."

Aún así, el sacerdote no le dio carácter milagroso al suceso, sino que revisó la imagen, buscando algún artilugio, frecuentes en imágenes medievales que movían la cabeza, los brazos… comprobó que los ojos eran de cristal y no se movían, como los de todas las imágenes normales. Contó a su superior lo sucedido, el que no dio importancia a ello, sólo le pidió lo escribiera, pero lo mantuviese en secreto (este documento no se hizo público hasta después de la aprobación canónica de los fenómenos)

Y llegamos a 1919, al 30 de marzo. Los padres capuchinos celebraban una misión popular por Cuaresma en la iglesia de Limpias y los pueblos de alrededor. Mientras se celebraba la misa, una niña notó que el Cristo había cerrado los ojos y lo dijo a otro sacerdote, que la ignoró, hasta que fueron más personas las que notaron el hecho. Al cerrar el templo, el párroco se acercó a la imagen y comprobó que sudaba, o al menos estaba humedecida, pero solo la imagen de Cristo, no el retablo, ni las otras imágenes.

El Domingo de Ramos, 13 de abril, dos autoridades de Limpias, no creyentes, se acercaron, para ver si se trataba de superchería de los curas o histeria de las gentes. Vieron al Cristo, mover los ojos y la boca. El Domingo de Pascua, 20 de abril, unas monjas vieron al Cristo mover los ojos y la boca nuevamente. El 4 de agosto, un grupo de más de30 personas ven tomar a la imagen aspecto de persona viva, todos juraron como los ojos se posaban de uno en otro, cambiando de expresión: compasión, dolor, dureza incluso. En septiembre, dos obispos y un grupo de sacerdotes le ven moviéndose agónicamente.

En fin, que las manifestaciones fueron muchas más y casi a diario, ya a grupos, ya personales. Comenzaron los testimonios de miradas personales, gotas de sangre que caían, sudoraciones de la imagen, movimientos de agonía, pérdida de color… Muchos declararon ver como en las bendiciones, los ojos seguían el movimiento de la mano del sacerdote. Ante esto, se comenzó a recoger los testimonios, que sobrepasan los 8000, y no están todos, pues con la Guerra Civil, se perdió documentación. Entre los testigos hay de todas clases sociales, de todo tipo de fervor, desde ateos o no cristianos, que se acercaban por curiosidad. En 1920 se contabilizaron más de mil curaciones, ya no sólo en Limpias, sino con sólo la invocación al Cristo de la Agonía o tocando las estampas que de su rostro ya recorrían la geografía española y un poco más allá.

Las peregrinaciones fueron tantas que en 1921 superaron incluso a Lourdes y Roma y este mismo año los fenómenos recibieron la aprobación del obispo de Santander, diócesis a la que pertenece Limpias. A partir de 1924 no se registran ya sucesos de este tipo, sólo curaciones y testimonios de conversiones (que no es poco). La guerra civil y el paso de los años harían decaer la afluencia masiva de peregrinos, pero no la devoción, que aún continúa en muchos sitios. Las visitas en la bella iglesia se suceden con más tranquilidad y sosiego, pero constantes.

Allí fui en enero del año 2007, en una experiencia de reencuentro con mis raíces, porque mi abuelo nació en un caserío cercano a Limpias, y tenía grandes deseos de visitar al famoso Cristo, del que en mi país quedan vestigios de devoción… pero como este artículo ya se hace largo, en el siguiente seguiré…