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Tus preguntas sobre los Santos

San Kirián de Clonmacnois, una vida tremenda.

San Kirián de Clonmacnois, una vida tremenda.

Revisando santorales, ordenando archivos e información, topo con unas de las “vidas” más curiosas y plagadas de leyendas del santoral: la de San Kirián de Clonmacnois, abad (9 de septiembre) y no puedo resistirme a no hacer una reseña. Para los no conocedores del tema pasarán por simples engaños, para otros, los que ya sabemos de este tipo de historias, sabemos que lo que se pretende es ensalzar virtudes de alguien ya venerado y querido por el pueblo. Cada leyenda es una más para aprender, comprender más sobre la cultura, la iconografía y la fe sencilla de los pueblos antiguos. Y, en todo caso, para todos, una oportunidad de pasar un buen momento con algunas sonrisas… Vayan algunas de las lindezas que se nos cuentan de este santo, del que, sin embargo, sí se tienen datos fiables de su existencia, aparte de los añadidos.

Se le llama “el Joven", para distinguirlo de San Kirián de Saighir. A fuerza de asemejar su vida con la de Cristo, se decía que murió de 33 años, pero la verdad es que fue mucho mayor. Era hijo de un carretero, pero se decía que era carpintero, por lo mismo. Su madre era de ascedencia celta, hija de un bardo, que huyendo de las tiranías nórdicas se fue a Connacht, donde nacieron Kirián y sus seis hermanos.

Algunas instantáneas de su niñez y adolescencia:
Resucitó un caballo muerto que sus padres habían perdido. En una ocasión le negaron miel y convirtió una jarra de agua en el dorado manjar.

Un día (esta es la mejor) su madre estaba tiñendo telas y lo echó de la casa con la excusa de que no era conveniente que los varones estuviesen en la casa cuando se teñían las telas" (a saber porqué, pero parece una de esas excusas “misteriosas” que se inventan las madres cuando el chiquillo les molesta). Pues bien, Kirián se disgustó y, al salir, dijo: "¡Que les quede una raya desteñida!"… y así fue, las ropas salieron del baño de tinta azul con una ancha raya desteñida. La madre, paciente preparó una segunda tintura y, (como el niño ya estaba más calmado) aquella vez las telas salieron casi blancas. Sólo cuando se le había pasado el enojo, al tercer baño, la tinta fue de un azul tan fuerte, no sólo las telas sino también las personas, animales y árboles que tocaron el tinte, quedaron pintados de azul.

A los 15 años supo de la escuela de misioneros que tenía San Finiano (12 de diciembre) en Clonard y quiso estudiar allí, pidió irse y que le dieran una vaca para sustentarse (!!!), la madre no quiso, el padre sí (con tal de salir de aquel “santo demonio”, digo yo) y el chico, trazó la señal de la cruz sobre una vaca y ya está, esta le siguió durante el resto de su vida. En la escuela pronto destacó por su inteligencia (el chico, no la vaca) y su santidad, tanto era así, que mientras los demás alumnos tenían que desgranar sus espigas y limpiar el grano (esta escuela combinaba trabajo, estudio y oración), los ángeles bajaban todos los días para desgranar y limpiar el de Kirián. Todos lo envidiaban, salvo San Columba (9 de junio), futuro compañero suyo de apostolado. Fue maestro allí mismo de la hija del rey de Guala y jamás le miró el rostro, sólo los pies, para despreciar su belleza.

Juvetud y vida apostólica:
A los 22 años dejó la escuela y se fue a Irlanda, enviado por San Finiano, para evangelizar la isla. Vivió en el monasterio de Isel, de donde fue echado por austero y caritativo con los pobres. A salir, un ciervo le guió hasta Lough Ree, donde embarcó a la isla de Haré (con la vaca, no la olvidemos) y ahí vivió en un monasterio, del que salió con ocho discípulos para fundar su propio monasterio en Ard Tiprat, Offaly. Al llegar exclamó (Kirián, no la vaca): "Este es el sitio, desde aquí muchas almas irán al cielo y Dios y el hombre se verán para siempre".

Se le atribuye una regla monástica con preceptos morales y ascéticos (bastante severos por cierto), pero no es suya, aunque sí puedo haberla vivido, porque refleja la austeridad de los monasterios irlandeses. Sólo gobernó el monasterio durante siete meses, y cuando sintió que iba a morir, sobre el año 556, quiso hacerlo en Little Hill, donde al llegar dijo: "¡Duro es el camino de ascenso!" Sus monjes le dijeron: "No para ti". Kirián replicó: "Es verdad que no he transgredido ni un mandamiento divino, pero hasta David, el hijo de Jessé, y San Pablo, le temían a ese camino". Se tendió en el suelo y cuando quisieron quitarle las piedras bajo el cuerpo dijo: "Déjenlas donde están y aún pongan más bajo mi espalda, porque el que persevera hasta el fin, se salvará..." Ahí mismo, el espacio entre la tierra y el cielo se llenó de ángeles que bajaron a recibir su alma ante la vista de todos.

Lamentablemente, la mayoría de sus prodigios y hechos están en bibliografía agotada o inaccesible para “los de a pie”. Allí también se dirá algo muy importante ¿qué fue al final de la vaca?

1 comentario

Meldelen -

Lo del santo y la vaca es muy propio de las leyendas célticas, creo que le tenían veneración a este animal, lo cual no es de extrañar, da para alimentar a una familia. Santa Urith tambien iba con una vaca a todas partes y muchas otras santas de la epoca eran pastoras o tenian un animalito de estos...