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Tus preguntas sobre los Santos

Santa Potenciana: una aproximación histórica (II)

Santa Potenciana: una aproximación histórica (II)

“Coinciden todos los autores que tratan el tema en que no se puede precisar en qué época vivió. Rus Puerta es el único que aventura que pudo ser en “época mozárabe”, hacia el siglo XII. Se basa para ello en una inscripción, que reproduce, que había en una piedra del edificio de la citada iglesia; pero tal datación ya fue considerada errónea por Jimena Jurado. Este historiador hace ver que Rus Puerta confundió letras latinas con cifras romanas. Don Alfredo Cazabán también desautorizó tal datación por el mismo motivo. Además la datación del edificio no sería necesariamente la misma que la del sepulcro que nos ocupa. Como ya escribimos en otra ocasión, nos inclinamos a pensar que la antigüedad del mismo no fue mucha respecto a la época en que los testigos se manifiestan en el interrogatorio (1628). Aunque los emparedamientos (reclusiones voluntarias para hacer vida de penitencia) están documentados en toda la Edad Media, el hecho de que algunos testigos de más edad alcanzaran a ver el aposento en el que vivió y vestigios del telar nos hace suponer que la antigüedad no debió ser más allá de los siglos XVI o XV, en cuyo contexto histórico, sociológico y religioso encaja perfectamente, lo que no quita un ápice a los méritos y virtudes de aquella santa mujer.

La mujer tejedora, paradigma de la virtud desde la cultura clásica, recluida en vida eremítica en aposentos anexos a una iglesia fue muy común en la Edad Media. De las mujeres piadosas solas, recluidas (emparedadas) y dedicadas a labores textiles hay muchos testimonios. Son relativamente frecuentes en estos siglos las mandas testamentarias destinadas a dar limosnas con ruego de rezos a las mujeres retiradas en anexos a las iglesias haciendo vida de penitencia.

Estas mujeres recibieron en determinados momentos protección real y privilegios especiales. De Isabel la Católica se conserva un privilegio de 1481 concediendo la exención de pago de alcabalas “a cualesquiera emparedadas de cualesquiera ciudades, villas y lugares de nuestros Reynos”. Están documentadas en la Edad Media en toda la campiña andaluza. Desde el punto de vista religioso eran mujeres solteras o viudas sin la profesión de votos religiosos; desde el punto de vista socioeconómico estas mujeres procedían en su mayoría de sectores humildes de la sociedad. Aunque en estos siglos hubo muchas fundaciones de conventos, esto no satisfacía la vocación religiosa o el afán de retiro de estas mujeres que no poseían recursos para la dote preceptiva para entrar en los mismos. Tenían que ganarse el sustento tejiendo, trabajo muy compatible con la vida recluida que llevaban, fiel al viejo principio monástico medieval “ora et labora”.

También hay bastantes alusiones a estas mujeres en la literatura medieval. Gonzalo de Berceo nos ofrece en el siglo XIII sendos testimonios literarios glosando las figuras de dos santas con el nombre de Oria: Santa Oria Silense, que vivió emparedada en el monasterio de Silos (Burgos), y Santa Oria Emilianense, que vivió emparedada en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja). Entre otras muchas alusiones literarias de la época podemos citar al Ciego de “El Lazarillo” que en el repertorio de oraciones populares que recitaba incluye la “oración de la emparedada”.

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