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Tus preguntas sobre los Santos

San Alejo

San Alejo, polémica iniciada

San Alejo, polémica iniciada

Pregunta: Estoy interesada en todo lo consertiente a SAN ALEJO. Agradezco su ayuda y orientación.

Respuesta: Hola “todo lo concerniente” a San Alejo es bastante complicado, porque si bien tiene aún una cierta devoción y lo elemental de su “vida” es conocido, es complejo resumirla, porque hay varias versiones, errores y falsificaciones en las narraciones. Primero intentaré decir lo común en todas, luego veremos las diferencias en las leyendas:

Lo común es que Alejo (o Alexis) vivió en el siglo V y era un joven de buena posición que se hace mendigo por amor de Dios, recorre ciertos lugares para terminar viviendo en la casa de sus padres como un recogido más. No es hasta su muerte cuando es descubierto, tenido como santo y honrado con honores. Esto lo básico y común a las leyendas, y de aquí es posible que sea lo único cierto: un mendigo honrado como santo.

Las diferencias comienzan ya con su día de fiesta: Los martirologios latinos jamás lo mencionan (luego veremos por qué), los griegos lo ponen el 17 de marzo; los mozárabes, el 16 de julio; el martirologio de Floro lo pone a 26 de febrero, pero marca su traslación el 17 de junio; los calendarios siríacos y maronita lo señalan para el 3 de noviembre.

Lo primero que complica la cosa es que algunos autores indican que Alejo y San Juan Chozabita (15 de enero) son la misma persona. La leyenda del chozabita dice también que huyó de su casa, y luego volvió, sin que le reconocieran para vivir de limosnas, siendo reconocido luego de morir. Dicen que Alejo sería el nombre “de pila” y Juan, el nombre que tomaría como monje y mantuvo para esconderse. Aunque esto podría ser probable, tampoco sería extraño que dos personas distintas tomasen el mismo camino, sobre todo si uno conoce la historia de otro, lo cual es posible. En todo caso, ambas “historias” difieren entre sí en diversos detalles (no insisto más, haré un artículo solo para San Juan Chozabita).

Quien primero escribe sobre San Alejo es San José el Himnógrafo (3 de abril), monje de Constantinopla que vivió sobre el 850. El escribió: Alejo, romano de nacimiento, provino de una madre que había sido durante mucho tiempo estéril. La noche de sus bodas escapó del lecho conyugal huyendo al exilio, para vivir en una gran pobreza, junto a una iglesia dedicada a la Madre de Dios. Allí fue pobre y desconocido hasta que la misma Virgen María habló y dijo lo virtuoso que era, por lo que fue conocido y venerado; entonces Alejo regresó a casa de sus padres a vivir como un mendigo. Fue tratado con gran rudeza por los esclavos, que le maltrataban, y se burlaban de él, hasta que finalmente reveló a sus padres su verdadera identidad. Entonces pueblo, dignatarios y el clero comenzaron a visitarlo, obró milagros y conversiones, hasta que murió y fue enterrado con gran solemnidad.

La otra “vida” con cierta autoridad es de origen griego. Es un menologio del siglo XI dedicado a Basilio II. Este narra que Alejo era romano e hijo del patricio Eufemiano. Cuando se hizo adulto, le buscaron una mujer que abandonó en la misma noche de bodas, dejándole un anillo. Se dirigió a Edesa, donde pasó dieciocho años junto a una iglesia, pero como su virtud le hizo famoso, regresó a casa de sus padres, y pidió vivir a la entrada, donde todos los días veía el lamento de sus padres y esposa por su ausencia. Cuando vio venir la muerte, pidió un prgamino, donde escribió quien era y que había hecho en su vida. Al hallarlo muerto, se leyó el texto y se supo la verdad. Entonces, el emperador Honorio, tomó el cuerpo y lo enterró en la Basílica de San Pedro.

Por su parte la “vida” siríaca (a su vez traducción de la griega), añade detalles como que al hacerse famoso, tomó un barco para dirigirse a Tarso, al santuario de San Peblo, pero que el barco fue arrastrado por el viento a Roma, donde se fue a casa de sus padres, y suplicó alojarse en el patio y ser alimentado de la basura que arrojaban de la cocina durante 17 años (es la única en establecer este tiempo). La narración del pergamino, la muerte y el descubrimiento, son exactos.

Las Actas en latín recogen estos mismos detalles, pero añadiendo que los emperadores Arcadio y Honorio, y el Papa Inocencio lo sepultaron con gran pompa. Son estas actas las que pronto se hicieron populares en Occidente, y antes de ellas en Roma nadie había conocido a este santo. No sería hasta el siglo XII en que la antigua iglesia de San Bonifacio, pasara a llamarse San Alejo y las reliquias de este pasaran allí 1. Su nombre no fue inscrito en el Breviario y Matirologio Romanos hasta 1200.

Por eso, al no existir ningún escrito, ni carta, ni mención en el martirologio, habría que concluir con seguridad que los romanos ignoraban que habían tenido tan grande santo entre ellos hasta que los griegos los informaron, lo cual no tiene explicación… a no ser que… os leáis el próximo artículo.

 


1 La primera mención de la iglesia con el nombre de Santos Bonifacio y Alejo se encuentra en una carta de San Pedro Damiani al papa Nicolás II.