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Martyrium: la guillotina

Martyrium: la guillotina

Era la máquina utilizada para aplicar la pena capital por decapitación, reconocida por su utilización durante la Revolución Francesa. La máquina empezó a ser llamada guillotina, por el Dr. Joseph Ignace Guillotin, médico, aunque se debe aclarar que él no fue el inventor de dicho dispositivo. Máquinas parecidas ya se habían utilizado en Bohemia durante el siglo XIII, Alemania, Escocia y los Estados Pontificios desde el siglo XV, donde se la conocía con el nombre mannaia, según la descripción publicada en 1730, El viaje a Italia de Labat, y en el Voyageur français de Abbé de la Porte, de publicación posterior.

Como diputado en la Asamblea Constituyente Francesa, en octubre de 1789 el Dr. Guillotin propuso el uso de la máquina para llevar a cabo las ejecuciones. De modo que, como fue él quien sugirió el uso del artefacto, la máquina empezó a ser nombrada por su apellido. El hecho de que un médico como Guillotin sugiriera el uso de este instrumento, fue con el argumento de evitar “sufrimientos inútiles” al condenado, por ser un método más rápido y limpio. Llegó a decir, no sin cierta ironía, que “el sentenciado tan sólo tendría tiempo de notar una leve frescura en el cuello” antes de morir. (Lo cual, como se pudo comprobar después, no es cierto, ya que la conciencia se mantiene unos breves instantes después de desprendida la cabeza.) Pero en ese momento no fue escuchado. Insistió y, en abril de 1792, esta horrible máquina fue ensayada con cadáveres y animales. El secretario de la Academia de Cirugía, Doctor Antonio Luis, modificó la cuchilla horizontal por otra con forma oblicua, de mayor efectividad en el corte. La Asamblea Constituyente adoptó el uso de la guillotina a fin de que la pena de muerte fuera igual para todos, sin distinción de rangos ni clase social.

La guillotina tradicional consiste en un armazón de dos montantes verticales unidos en su parte superior por un travesaño denominado chapeau, que sostiene en alto una cuchilla de acero con forma triangular con un plomo de más de 60 kilogramos (mouton) en su parte superior. En su parte inferior se dispone un cepo de dos medias lunas (fenêtre) de las cuales la superior es móvil. Justo detrás de la máquina hay una plancha de madera que actúa como báscula. Hasta el siglo XX, era común que la guillotina estuviera elevada sobre un cadalso y pintada de rojo. Una ejecución puede completarse en menos de un minuto; de hecho, la acción mecánica es tan rápida que la cabeza permanece consciente unos segundos después de haber sido cercenada. Aunque la decapitación manual, mediante espada o hacha, se ha utilizado desde tiempos remotos, la decapitación mecánica no parece ser tan antigua. El primer ajusticiado de esta forma fue un bandido llamado Pelletier, el 27 de mayo de 1792.

En un principio el corte de la hoja era horizontal, pero debido a los fallos en las pruebas realizadas con cadáveres -y por recomendación del propio Luis XVI- se inclinó para que cortase eficazmente. El reo es acostado sobre la báscula posterior y empujado al trangallo o cepo, donde su cuello queda aprisionado; el verdugo acciona un resorte y la cuchilla cae, separando la cabeza del tronco a la altura de la cuarta vértebra cervical, la cual es recogida en un saco de cuero (y no en un cesto, como tantas veces se ha visto en películas). Esta máquina funcionó de un modo constante y estremecedor durante todo el período revolucionario en Francia, especialmente durante la etapa radical jacobina, no en vano conocida como el Terror, durante la cual se aniquiló no sólo a religiosos, monárquicos y cualquiera que no comulgase con el principio revolucionario, sino también a los propios revolucionarios que no compartían el radicalismo jacobino.

La última ejecución efectuada en Francia con este método tuvo lugar el 10 de septiembre de 1977; el ajusticiado se llamaba Hamida Djandoubi y era un inmigrante tunecino que había asesinado a su compañera. Luego de sucesivas movilizaciones por parte de organizaciones de derechos humanos, fue abolida en 1981. Bastante más recientemente de lo que muchos piensan, desde luego.

Los mártires más conocidos que fueron ajusticiados con este método rápido, pero no por ello menos horrendo, son naturalmente los del período revolucionario francés, aquí solo una pequeña muestra:

Beatas Carmelitas de Compiègne, vírgenes y mártires (17 de julio). Una por una, son:
- Beata Thérèse de Saint Augustin, superiora.
- Beata Germaine de Saint Louis.
Beata Charlotte de la Résurrèction.
- Beata Euphrasie de la Inmaculade Concéption.
- Beata Henriette de Jésus.
- Beata Thérèse du Coeur de Marie.
- Beata Thérèse de Saint Ignace.
- Beata Julie Louise de Jésus.
- Beata Marie-Henriette de la Providence.
- Beata Constance de Jésus, novicia.
- Beata Marie de l’Esprit Saint.
- Beata Germaine de Sainte Marthe.
- Beata Germaine de Saint François Xavier.
- Beata Catherine.
- Beata Thérèse.

Beatas Mártires de Cambrai, Hijas de la Caridad, vírgenes mártires. (26 de junio)
- Beata Marie-Madeleine Fontaine.
- Beata Marie-Françoise Lanel.
- Beata Thérèse-Madeleine Fantou.
- Beata Jeanne Gerard.

Beatas Ursulinas Mártires de Valenciennes, vírgenes y mártires (17 de octubre). Dentro de este grupo:
- Beatas Anne-Marie Erraux y Françoise Lacroix, brigidinas; Beata Josephine Leroux, clarisa.

Beatas Mártires de Orange: Ifigenia Gaillar, Teotisa Pélissier, Andrea Minutte, Mariana De Rocher, Mariana Béguine-Royal y 27 Religiosas más de varias órdenes. (9 de julio).

Beata Marie de la Dive. 26 de enero

Beatos Mártires de Laval. Dentro de este grupo: Beata Françoise Mezière, laica. (5 de febrero).

Beatas mártires de Anjou: María Ana Vaillot, Otilia Baurngarten, religiosas; Juana Gruget, Luisa Rallier de la Tertinilre, Magdalena Perrotin, María Ana Pichery y Simona Chauvigné, viudas; Francisca Pagis, Juana Fouchard, Margarita Riviére, María Cassin, María Fausseuse, María Galard, María Gasnier, María Juana Chauvigné, María Lenée, María Leroy Brevet, María Rouault, Petrina Phélippeaux, Renata Cailleau, Renata Martin y Victoria Bauduceau, esposas; Juana, Magdalena y Petrina Sailland d’Espinatz, hermanas; Gabriela, Petrina y Susanna Androuin, hermanas; María y Renata Grillard, hermanas; Ana Francisca de Villencuye, Ana Hamard, Carla Davy, Catalina Cottanceau, Francisca Bellanger, Francisca Bonneau, Francisca Michau, Jacoba Monnier, Juana Bourigault, Luisa Amata Déan de Luigné, Magdalena Blond, María Leroy, Petrina Besson, Petrina Ledoyen, Petrina Grille, Renata Valin y Rosa Quenion. (1 de febrero)

(En la imagen, “Martirio de las Hijas de la Caridad de Cambrai”, mural de la iglesia de Santa María de Barrens, en Perryville, Missouri, Estados Unidos).

Meldelen

3 comentarios

TACHO JUAREZ HERRERA -

Hablando sobre las Beatas Teresa de San Agustin y Compañeras..... y leyendo sobre su martiria podra decir que en lugar de ser vencidas fueron las vencedoras un gran ejemplo para la cristiandad, su valor inspiro al teatro y cine haciendolas inmortales con la obra "dialogos con las Carmelita" se las recomiendo, (muy conmovedor la escena final al leer la sentencia van subiendo cada una a la gillotina pero no sin antes arrodillandose una por una las religiosas ante la madre Teresa de San Agustin renovando sus votos mientras canta el Veni creator Spiritus)

Meldelen -

No creo que la guillotina fuera una distracción para los franceses. Pues tan francés era el ajusticiador como el ajusticiado, y apuesto a que el ajusticiado no se estaba distrayendo mucho, ni divirtiéndose con ello.

De igual modo, las cosas no son tan simples en el Antiguo Imperio, ni eran cristianos los unicos que iban a los leones, ni iban a los leones única y simplemente por ser cristianos.

Maruxela -

Que historia mas bien contada. La guillotina, para los franceses era una distracción; como para los Romanos, el circo de los leones devorando a los cristianos. Después de leer esta historia de la guillotina,automáticamente me puse las manos en el cuello