Blogia
Tus preguntas sobre los Santos

Martyrium: tsurushi

Martyrium: tsurushi

Aunque suene a algo así como sushi, no se trata de un plato típico japonés. A nosotros nos ha llegado con los nombres de forca, fossa u hoya, y es un horrendo método de tortura y ejecución que se empleó durante la persecución del emperador Tokugawa (s.XVII) en Japón y Filipinas, y únicamente ideado para el tormento de los cristianos.

Podemos ver en la imagen en qué consistía: se colgaba a la víctima de un poste cabeza abajo, introduciendo el cuerpo en un hoyo. En ocasiones se añadían piedras colgando de los brazos o del cuello para añadir mayor peso y sufrimiento. La muerte tardaba días en llegar, y se producía por asfixia y por hemorragia intracraneal, es decir, que al estar colgado boca abajo toda la sangre que debía circular libremente por el cuerpo descendía y se encharcaba en el cerebro. Para evitar esto, se hacía una perforación en las sienes para permitir que la sangre se vertiera y liberara un tanto al cráneo de esa presión, pero naturalmente eso acababa implicando la muerte por desangramiento. También era imposible respirar bien boca abajo, y el diagfragma, al descender, comprimía los pulmones. Era considerada la muerte más atroz y dolorosa en aquel momento.

Si la conocemos es porque se trata del suplicio con el que fue ejecutada Santa Magdalena de Nagasaki (en la imagen), agustina recoleta y terciaria dominica, quien permaneció nada menos que 13 días boca abajo en la oscuridad porque se había dado orden de tapiar el hoyo con maderas alrededor de su cuerpo. No llegó ella a morir ni por asfixia ni por hemorragia, sino que debido a unas lluvias torrenciales, se llenó el hoyo con el agua y murió asfixiada por el lodo. También es muy conocido el mártir filipino San Lorenzo Ruiz, quien fue también colgado boca abajo en la fosa y murió a causa de la hemorragia.

Es importante añadir que, si bien los pies estaban atados a la cuerda y uno de los brazos se ataba al cuerpo, el otro se quedaba colgando libremente. Esto se hacía para que el condenado, en el momento en que no pudiese soportarlo más, pudiese alzar la mano y hacer una señal a los verdugos para que lo descolgaran, lo cual implicaba, evidentemente, que estaba dispuesto a apostatar. Si hacía esto, su vida era respetada con todas las garantías. Por ello es notable saber que Magdalena no sucumbió tras trece días, y que Lorenzo fue el último en morir de todos los que fueron colgados con él; eso nos permite hacernos la idea de la fortaleza que tuvieron para ello.

Meldelen

1 comentario

Francisco Javier Tejeda -

Muy buen articulo como todos, quisiera saber quienes fueron San Purpuro y San Armando solo se que fueron martires, ya que me regalaron unas reliquias de ellos y no se nada sobre ellos gracias de antemano y Dios te bendiga.