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Tus preguntas sobre los Santos

San Simeón el Salo y algo más...

San Simeón el Salo y algo más...

Pregunta: Quisiera saber porque Simeón el Salo, ese buen señor es patrono de los titiriteros, que primero que nada todos son ateos y homosexuales. Soy titiritero y no quiero que me toque ningún patrón. México

Respuesta: Primero, no creo que TODOS los titiriteros sean ateos y homosexuales (por cierto, empleaba una palabra menos fina para esto, que yo también la sé, pero los lectores no la merecen), pues habría que conocer a TODOS los del mundo para saberlo. Y aun en el caso de que lo fueran (ambas cosas), los patronatos de los santos son para todos. Santa Lucía es patrona de la vista, pero de todos las personas. Santa Águeda es patrona de todas las nodrizas y madres que dan el pecho, buenas o malas. Así como Dios hace salir el sol para buenos y malos, los santos ruegan por ateos, no cristianos y cristianos, sobre todo porque los no creyentes tal vez lo necesitan mas. Así es Dios de bueno, amigo. De todos modos, si no quieres ni rezarle, ni creer que sea tu patrón, nadie te obliga a aceptarlo. Tú simplemente piensa que todo es un cuento y ya está. Aún así, aunque sea almenos para fastidiar, aquí va una reseña de Simeón el Salo:

Simeón "el Salo", o sea "el Simple", es un santo bastante peculiar, por más que no sea muy conocido. De su niñez se ignora todo, aunque, como se acostumbra en leyendas de santos, se le hace miembro de una familia noble y muy cristiana; que estudió y era muy sabio en lenguas y religión. Sobre los 20 años, y ya esto sí se sabe, se fue de peregrinación a Jerusalén, con su amigo Juan. Al volver, llenos de ímpetu religioso, deciden visitar a algunos eremitas que vivían en el desierto, junto al Jordán. Fueron al monasterio de San Gerásimo, y hablaron con el abad San Nicon, que les admitió entre sus monjes. Al poco tiempo aquella austeridad no le convino a Simeón y junto a Juan, pidieron licencia al abad para retirarse y hacer mayores penitencias y austeridades en el desierto. Junto al mar Muerto, hallaron una cueva donde un eremita había muerto hacía poco, y allí se retiraron. El ayuno, el trabajo, la oración, las penitencias, las tentaciones y las victorias eran diarios y abundantes. Allí vivieron casi 20 años, hasta que a Simeón se le ocurrió la idea de que a todas sus penitencias le faltaba la mayor: la humillación pública. Decidió ir al encuentro de las personas, para fingirse loco y que se burlaran de él. Juan, que no compartía esa "locura" (nunca mejor dicho), intentó disuadirlo, pero no pudo, así que se despidieron con gran cariño y Simeón se lanzó a ser el loco de Dios, prometiendo antes a Juan que regresaría a verlo antes de morir.

Se fue a Emesa y allí comenzó a jugar con los niños, peleándose con ellos, como uno más; se metía en las conversaciones y daba opiniones ridículas, caminaba torcido, modulaba la voz para que pareciera un aullido, gritaba sin ton ni son, se tiraba en el suelo, revolcándose en el polvo, el barro, la basura; contaba chistes (supongo que al menos serían buenos). Pero su mayor gloria era que por esas monadas le apalearan, lo insultaran y se rieran de él, a todo esto contestaba con risas, hasta ver que le tenían lástima, entonces contestaba con rabietas y gritos, lo que le atraían más palos e insultos, sobre todo de los niños (ya sabemos lo crueles que pueden ser estos si se lo proponen...). Pero la peor humillación que sufrió, porque contenía un pecado, fue la de soportar que una mujer le acusara de ser el padre de su hijo y haberla forzado, el santo calló y la mujer, al parir, lo hizo en medio de grandes dolores hasta que confesó la verdad, y entonces dio a luz serenamente.

Afortunadamente, estas locuras le servían también para atraer a algunos a Dios, pues en medio de sus locuras, decía verdades de fe, exhortaba a la penitencia, y las limosnas que recogía las daba secretamente a las mujeres de mala vida, para que la abandonaran. Liberaba a los endemoniados, contoneándose con sus mismos movimientos de espasmos, sin que los demás lo notaran. A muchos enfermos sanaba con sólo mirarlos. Tuvo el don de la profecía: en una ocasión predijo un terremoto y en otra una epidemia que se cebaría en los niños. Esta vida de locuras no le impedía hacer penitencias, como el ayuno: en una ocasión se metió en una taberna varios días, siendo risa de unos borrachos, a los que en medio de risas, les enseñó el mal que hacían y lo importante de convertirse; en esos tres días no comió ni bebió ni siquiera agua. Alguna vez le vieron arrobado en oración, pero siempre pensaban que eran desvaríos de loco, por lo bien que disfrazaba su virtud.

Avisado que moriría pronto, fue al desierto, a encontrarse con su amigo Juan, al que refirió sus locuras y aventuras. Se despidieron y Simeón regresó a Emesa, donde lo acogió un diácono, al que Simeón se confió, ya que este diácono era un santo varón. Simeón le pidió hospedaje unos días, para orar y hacer penitencias en sitio tranquilo. El diácono le ofreció una habitación aparata y, a los dos días, al no dar señales de vida, fue a verle y lo halló ya difunto. Contó a todos lo sabido, le enterraron con gran solemnidad y comenzaron los milagros en su sepulcro, hoy perdido. El patronato sobre los payasos y titiriteros le viene por ese ser un payaso constantemente. Su memoria es el 1 de julio.

Pero el tipet no se quedó tranquilo y volvió a la carga:

P: que bueno, tu que puedes hablar con dios, dile que terminen las guerras y la pobreza espiritual, o estas esperando el cielo?

R: creo que te has equivocado de lugar para esto, es una pena. todos podemos hablar con Dios, hazlo tú tambien.  
Y las guerras se evitan, evitando mensajes como el que has enviado, sin hablar de decir gracias, hola y palabras como esas, tan simples. Hasta pronto, sólo si es para consultas. De otra manera, ni insistas en una confrontación.

Y no se quedó tranquilo...

P: Soy de la TIERRA y me enfrento con cara descubierta
para amar y para pelear,
si he de ayudar voy en cuerpo,
y cuando "los soldados" entraron a nuestro patio sin permiso,
mis titeres gritaron desde su universo dando la cara aferrados a mi mano,
y no dije "que sea la voluntad de Dios"
Tengo un ser dentro, como tu y todos, y creo en él,
y no al que invento el hombre en su calidad de bastardo.
Me gusta, de todas maneras,tu tranquilidad.
pero, me enojo, no saber de que van las personas.

Y yo:

R: Bonito poema, ¿lo has publicado?...

Y nunca más respondió.

3 comentarios

Brando Max -

Más bien hay que tener compasión y orar por el hermano "terrestre". A veces, Dios permite que se burlen de el con tal de que tengan una oportunidad de ver la Verdad

nieves -

HOLA:lamentable el comentario, buscando informacion sobre este santo me encuentro con esto.. somos titiriteras, en las misas de niños, para acercarles el evangelio a los chicos en forma censilla..y salimos por las plazas misionando, con el mnsaje de que Dios nos ama, lo que quisiera me pasaran alguna oracion a San Simeon si la hubiera.. gracias..

Meldelen -

Al principio me he quedado muerta con esta persona, pero al final de la lectura de este post me ha inspirado lástima. Decir que todos los tirititeros son ateos y homosexuales revela homofobia e intolerancia indignas de estas personas que se creen tan avanzadas simplemente por no ser creyentes, como si ser creyente fuera señal de retraso mental. La pregunta la hizo para provocar, y es una pena, porque es mucho lo que se puede aprender, de creyentes y de no creyentes, de otras religiones y de la propia, si se va con el respeto y la educación por delante. Con su actitud, no se va a ningún lado.