Beata Charlotte de la Résurréction

Pregunta: Quería saber la vida de Santa Carolina, en algún minuto supe que era una carmelita francesa, pero me interesaría saber más.
Respuesta: Hola, la verdad es que aquí hay un poco de confusión. La única Santa Carolina que existe es una virgen y mártir de la que nada se sabe, pero que aparece a menudo representada en algunas estatuillas o medallas. Suele llevar la palma de martirio y un crucifijo, pero no he podido encontrar nunca la menor referencia a ella. La persona por la que preguntas es la Beata Charlotte de la Résurréction (en la imagen) que inexplicablemente ha sido identificada como Santa Carolina por algunos santorales de dudosa calidad, sin que haya otro motivo que el parecido de pronunciación entre los nombres de Carlota y Carolina, que son distintos en sí. De ella sí que puedo hablarte, ya que se trata de la carmelita francesa que mencionabas, pero que conste que nada tiene que ver con Santa Carolina, una perfecta desconocida.
Ella pertenece al grupo de las dieciséis Beatas Carmelitas de Compiègne, vírgenes y mártires durante la Revolución Francesa, que se conmemoran el 17 de julio. En el marco del Terror se produjeron numerosas exclaustraciones de conventos y el de Compiègne, que gozaba de gran tradición en Francia, fue clausurado y las religiosas forzadas a vivir como seglares, prohibiéndoseles que continuaran con la vida religiosa que habían llegado. Esto es porque la ley revolucionaria de 1790 ordenaba que todos los religiosos debían considerarse funcionarios del Estado y los bienes de los conventos inventariados y sacados a subasta pública. Las religiosas tuvieron que firmar el juramento revolucionario (Liberté, Égalité, Fratérnité) para no ser deportadas, y la comunidad pasó a residir en grupos de cuatro en diversos domicilios.
Fue en 1792 cuando la superiora, la Beata Thérèse de Saint Augustin, propuso a sus hermanas ofrecer su vida por la paz de la Iglesia si falta hiciere. Pero las dos monjas más ancianas, pensando en la terrible guillotina, que funcionaba a pleno rendimiento en aquella época, rechazaron horrorizadas el martirio. Una de ellas era la decana, Charlotte de la Résurréction, en el siglo Anne-Marie Thouret, originaria de Moyse-sur-Ois, que tenía ya 79 años y estaba muy enferma, por lo que consideraba que aquella prueba no era para ella. Sin embargo, al poco tiempo ambas se arrepintieron de su primera impresión y decidieron unirse a la propuesta de la superiora.
Así pues, comenzaron a hacer estricta vida conventual de nuevo, como si nunca hubiesen sido exclaustradas, y esto llamó la atención del Comité jacobino, que de inmediato hizo registrar los domicilios de las religiosas y se incautaron pruebas de la vida conventual, como eran diversos objetos devocionales (por ejemplo, una estampa del Sagrado Corazón), cartas y escritos. Se las encerró en el monasterio de la Visitación –entonces era usado de cárcel- y se les exigió firmaran de nuevo el juramento revolucionario. Esta vez dijeron que no. Aquello, a ojos de los revolucionarios, era abogar por el retorno de la monarquía y el dominio católico, y fueron halladas culpables de conspirar contra la Revolución. Les afearon sus prácticas religiosas y finalmente dieron orden de deportarlas a París, donde tras un nuevo interrogatorio y juicio en el que no quisieron colaborar, las esperaba la guillotina.Fue un viaje duro y largo en carro, y ellas tenían las manos atadas a la espalda. No les ayudaron a bajar del carro al término del viaje, y la anciana Charlotte de la Résurréction, que no sabía cómo se las arreglaría para bajar, fue empujada por sus escoltas y estrellada contra el suelo. Cuando pudo levantarse, se dirigió a los que la habían agredido y les dijo: “Créanme, no les guardo ningún rencor. Al contrario, les agradezco que no me hayan matado, porque si hubiera muerto, habría perdido la oportunidad de pasar a la gloria y la dicha del martirio”.
Hasta tal punto había cambiado su opinión primera respecto a la muerte voluntaria.
El 17 de julio de 1794 las dieciséis carmelitas fueron guillotinadas en la plaza del Trono de París, empezando por la joven novicia Constance de Jésus y acabando por la misma Madre Thérèse. Sus cuerpos fueron arrojados a la fosa común de Picpus junto con otros 24 condenados, donde una placa las conmemora con la sentencia: Beati qui in Domino moriuntur. Felices los que mueren en el Señor. Fueron beatificadas por el papa San Pío X el 27 de mayo de 1906.
Meldelen
Hay que decir que en la música y la literatura su martirio ha sido fuente de hermosas obras, como el famoso "Diálogo de Carmelitas", de George Bernanos, una obra teatral muy buena y que recomiendo leer. Por otro lado, es interesante reflexionar como a veces se pretende imponer a la fuerza, causando incluso la muerte, la libertad, la igualdad y la fraternidad...
Ramón
4 comentarios
EL AUTOR DEL BLOG -
Pero la información, correcta es.
Noma Leticia Parra García -
Meldelen -
Anónimo -