La Virgen de la Peña de Bogotá

El 10 de agosto de 1685, Bernardino Rodríguez de León, vio un resplandor en los cerros orientales de Bogotá, y al acercarse descubrió que se trataba de una imagen de la Virgen con un niño Jesús en brazos, San José y dos ángeles, todos sobre una roca. De inmediato, se le atribuyeron orígenes sobrenaturales a la imagen, con el argumento, de que ningún ser humano podría treparse a lo alto de una peña a pintar sin caerse, y mucho menos en la ciudad de Santa Fe, donde no había conocimiento de algún pintor que pudiera realizar semejante obra. Sin embargo, Cordoves Moure asegura que un preso español mandó a esculpir a la Virgen de su devoción en un enorme bloque de piedra y ordenó ponerlo en los cerros altos que dominan a Bogotá; que lo treparon hasta donde fue posible y allí tuvieron que dejarlo abandonado.
Motivo de especial emoción para los creyentes fue el que el Niño Jesús sostuviera en la mano una granada (creo yo, que la emoción se dio porque en ese entonces Colombia se llamaba La Nueva Granada) que, según le dijo Nuestro Señor a una monja cuyos escritos reproduce Matallana, "¿vosotros no habéis reparado en la fruta coronada y la unión de los granos de la granada? [. . . ] Y así como la granada es la fruta coronada y reina entre las frutas, así, esta ciudad de Santafé, es para Dios la Reyna entre las hijas, la predilecta, la preferida y más querida". Ella misma cuenta que, en una ocasión en que hubo una esterilidad muy grande en los pueblos inmediatos, invocaron a Nuestra Señora de La Peña, y ésta los socorrió "con abundante cosecha, por cuyo motivo, según he conocido, vienen los indios con más frecuencia desde entonces a visitarla anualmente los días de carnestolendas". A continuación la monja cuenta de sus temores por sus escritos, que a ella misma le parecen "embustes, engaños del demonio o ardides de mi cabeza". Y como el testimonio de esta monja, Matallana recogió otros que dan fe acerca de las cualidades milagrosas de las imágenes de la Virgen de La Peña al ser invocada en momentos de dificultad; la mayoría son casos de personas que se tropiezan y caen entre las rocas y desfiladeros de los cerros, empezando por sus capellanes.
En 1750, José Hilario López expulsó del país a los jesuitas y el papa Benedicto XIV expidió una bula en la que aprobaba la cofradía de Nuestra Señora de la Peña, que se había erigido en 1717, y concedía a los cofrades indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados. Ordenó "establecer el día de la fiesta de Nuestra Señora con aprobación del Ordinario sin facultad de poderlo variar jamás, por lo que quedó aprobado y fijó para siempre el Domingo de Quincuagésima... " (...) "La Cofradía de Nuestra Señora de La Peña tiene por objeto principal el de sostener y aumentar en el Santuario de la virgen de dicha advocación el culto divino […] Al lado de esta finalidad principal, los cofrades acostumbraban y han de seguir la costumbre de dedicarse a obras de caridad, especialmente en el campo espiritual”
El padre Struve, que llegó a Colombia evadiendo la Segunda Guerra Mundial, también consideró milagro de la Virgen el haberle dado a saber el paradero de sus padres y hermanos, de quienes había perdido el rastro, motivo por el cual se había puesto al servicio del santuario y promovió mucho la devoción. En 1968 Struve Haker, desgastado y enfermo, regresó a Alemania dejando el santuario en plena actividad. Los párrocos que lo sucedieron, siempre dominados por el fantasma de la inseguridad, prefirieron prestar sus servicios desde Los Laches, en proceso de urbanización, y La Peña quedó relegada al olvido y al cuidado de las Hermanitas de la Sagrada Familia. Hacia finales de los años setenta el párroco de turno se esforzó en revivir las fiestas religiosas en el mes de agosto; las carnestolendas, desde tiempos de Struve, quedaron definitivamente sepultadas. Se necesitó que llegara su actual párroco, Hernando Rojas, que lleno de entusiasmo y tesón se empeñó en sacar adelante de nuevo el santuario y movió personas e instituciones eclesiásticas y civiles hasta lograr la reciente restauración y recuperación de este histórico centro mariano de la ciudad y el país. Según él, la Virgen volvió a sonreír.
Tomado de: http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/bol11/santuario.htm
Imagen:
TÍTULO: Virgen de la Peña
AUTOR: Escuela Santafereña
ÉPOCA: Siglo XVII
MATERIAL: Óleo sobre tela.
LOCALIZACIÓN: Museo Clara Rojas Peláez (Jardín, Antioquia, Colombia)
Luis Bernardo Vélez Saldarriaga
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