San Mauricio y la Legión Tebana
Pregunta: Buenos días Ramon, llevo unos días buscando por tu blog, información sobre San Mauricio, y no se si es que no se buscar bien o mi torpeza, el caso es que solo encuentro algunas notas o citas sobre el, podrías ayudarme? Muchas gracias. España.
Respuesta: No es tu torpeza, maestro, es que aunque hay algunas referencias en el blog, no tengo ningún artículo dedicado a San Mauricio y la legión tebana, y eso que es un tema que hace tiempo me rondaba la cabeza.
La primera noticia que se tiene de San Mauricio es una carta que escribe San Euquerio de Lyon (16 de noviembre) al obispo Salvio de Octodorum (1), narrándole la historia del martirio, según dice “habiéndola tomado de los autores fidedignos, de aquellos mismos que me han asegurado haberla aprendido del santo hombre Isaac, obispo de Ginebra, a quien el bienaventurado obispo de Sión, Teodoro, había hecho la relación”. Es decir, que asegura contar hechos ciertos, tomándolos de estas fuentes. Sí, pero no, pues hay algún que otro error histórico que hacen dudar. Euquerio vivió en el siglo V y narra la carta motivado por la gran devoción que hay en Agauna (lugar del martirio) y otros sitios a los mártires tebanos. La carta está llena de datos históricos, geográficos, pero vamos a lo que nos interesa; Mauricio:
San Mauricio y compañeros mártires de la Legión Tebana. 22 de septiembre y 22 de febrero (Iglesia Oriental)
Según Euquerio, esta Legión, formada por 6600 hombres, fue enviada en 286 a Agauna por los emperadores (reinaban Maximiano y Diocleciano) para someter a sus habitantes rebeldes. No eran confiables los soldados de procedencia gala, inscritos a la fuerza en el ejército, y por eso se encomendó la misión a una Legión del Alto Egipto y de probada fidelidad. Los “baugades”, fueron sometidos victoriosamente, pero se mandó que fueran masacrados. Los legionarios, cristianos, declararon que no podían asesinar a los civiles, como les mandaban. Primero, por ser civiles e inocentes y, segundo y más importante, por ser ellos mismos cristianos y tercero, porque la Legión servía al emperador para darle gloria y no manchar su memoria con sangre inocente. Otras fuentes dicen que la causa fue que se negaron a sacrificar a los dioses, en el sacrificio general que se hizo para celebrar la victoria.
Enterado Maximiano de esta rebelión, como estaba cerca (en la actual Martigny) se acercó a Agauna para, con su poder, castigar a los legionarios. No es poca cosa que una legión entera se negase a cumplir órdenes. Para castigarlos, Maximiano mandó se los degollase a la décima parte de los soldados, para amedrentar a los demás. Pero ni esto sirvió de nada: “Gritaron todos” – dice Euquerio – “que jamás verían sus manos manchadas con la sangre de sus hermanos (…) Que detestaban el impío culto de los ídolos; que adoraban, solo al verdadero Dios; y que padecerían los últimos castigos, y hasta la misma muerte antes que hacer la menor cosa contra la religión que profesaban”. Y mandó Maximiano fueran diezmados nuevamente, entre los que quedaban, que continuaron firmes en su fe y valentía. Euquerio afirma que entre ellos destacaban "Mauricio su coronel, al que se juntaron Exuperio, Mariscal de Campo, y Cándido, Preboste de la Legión".
Estos alentaban a los demás a permanecer fieles, diciéndoles que ya veían en el cielo a sus compañeros acabados de martirizar, coronados de gloria y con otras coronas en sus manos, esperándoles. Y, para dejar manifiestas sus razones de rebeldía, escribieron un memorial a Maximiano que, a grandes rasgos, declaran lo injusto de su muerte. Las primeras palabras dicen:
“Señor, nosotros somos vuestros soldados, es verdad; pero también somos siervos del verdadero Dios, y nos gloriamos de confesarle. Nos habéis honrado con la milicia; pero á Dios le debemos la inestimable gracia de la inocencia. De vos recibimos el sueldo como una recompensa debida a nuestros trabajos; pero de Dios tenemos la vida como un don puramente gratuito, y que jamás podemos merecerlo. Luego, ¿no nos es permitido obedecer más a nuestro Emperador desde que nuestro Dios nos lo prohíbe? Sí, por cierto. Nos lo prohíbe nuestro Dios y Señor vuestro. Mandadnos cosas justas, y nos hallaréis sumisos, obedientes, prontos á emprenderlo todo por vuestro servicio y por vuestra gloria. Mostradnos al enemigo y lo veréis derrotado: nuestras manos no aguardan mas que vuestras órdenes para su más sangriento destrozo; pero jamás nos conspiraremos contra los fieles que son vuestros vasallos”. Y así, por el estilo, un escrito en que demuestran como han sido y serían fieles a su juramento de soldado si este no se opusiera a la justicia y la fe cristiana.
Y Maximiano, al leer esto, no esperó más, y mandó degollarlos a todos; martirio este que esperaron y aceptaron los legionarios con sumisión y fortaleza. No estaba el legionario Víctor entre ellos, al llegar, le contaron lo que había pasado y este, declarando su fe cristiana, repudió el acto infame que se había cometido y también fue asesinado. El supuesto cuerpo de este Víctor se encuentra en Brieg.
Aquí Euquerio da una noticia importante “De este gran número de Mártires no hemos podido saber el nombre sino de tres, que son: el de los Santos Mauricio, Exuperio, y Cándido, por más diligencias que hemos hecho. A la verdad, la Ciudad de Solothurn conserva aún el día de hoy la memoria de Víctor [otro] y Urso, que comúnmente se cree ser dos soldados de esta dichosa Legión”. Es decir, que ninguno de los nombres que luego veremos pueden ser ciertos si en el siglo V solo constaban esos cinco nombres; y de ellos, dos “que comúnmente se cree ser”, o sea, que tampoco. La carta de Euquerio termina narrando algunos milagros que ocurrieron durante la construcción de la basílica de Agauna que hizo construir San Teodoro de Octodorum (16 de agosto), luego de haber tenido una supuesta revelación del sitio en que reposaban los cuerpos de todos los mártires. Esta parte se considera añadida posteriormente.
Y hasta aquí lo que de histórico hay sobre estos mártires. Ahora viene la cosa.
Lamentablemente el texto de San Euquerio ha tenido agregados y modificaciones para aclarar las cosas, que solo han hecho complicarlas más. Ruinat, de donde lo tomo yo, dice ponerlo tal cual, pero la causa del martirio “por no asesinar a cristianos” parece un añadido a la carta de Euquerio. En el siglo VII, ya consolidado el culto, se escribió una Passio que afirma que la legión tebana recibió la orden de sacrificar a los dioses por el éxito de la represión, y que Mauricio y sus compañeros se negaron a hacerlo. Esta versión es más que probable, sabido es la aversión que los cristianos tenían a los sacrificios. Otra causa no descartable es que, sabiendo Maximino que los cristianos se negarían a asolar y masacrar, ordenara el sacrificio antes de la lucha, para saber quienes eran los soldados cristianos y eliminarlos antes de que fuera tarde (2).
Ya desde el siglo XVI se discrepa en la causa del martirio; si fue por negarse a masacrar a civiles rebeldes, los "bagaude"; o si, como parece indicar el añadido en la carta de Euquerio, fue por negarse a matar a hermanos de fe. Como fuera, no es creíble que toda una Legión fuera sacrificada por el emperador, aunque los testimonios de Isaac y Euquerio son lo suficientemente válidos para confirmar que "algo" pasó. Es un hecho histórico el martirio de estos soldados, pero su número es imposible de conciliar. Primero, porque aunque una Legión contaba entre 4500 a 6500, no tenía porque haber sido enviados todos allí. No porque no fueran capaces, sino porque sentaría un precedente terrible, aparte de una simple logística, esos soldados habían costado lo suyo en entrenamiento y manutención. Y, por si fuera poco, el asesinato de toda una legión habría dejado constancia en otros testimonios históricos. No se puede ocultar así como así, aunque hay que recordar que ni Lactancio ni Eusebio, historiadores, mencionan dicha matanza.
En el siglo XIII, el Beato Santiago La Vorágine (13 de julio) aumentó la leyenda con intervenciones de Exuperio, respuestas de Maximiano, nombres ficticios, ect.. Para colmo incurre en errores de fechas al nombrar a los emperadores y al papa (Marcelino dice, cuando debió ser Eutiquio). Y afirma, como si él mismo estuviera allí, que algunos soldados pertenecientes a la Legión no estaban en Agauna, y que fueron martirizados en otro momento y lugar. Da los nombres y donde murieron Solutor, Adventor y Octavio en Turín; Alejandro en Bérgamo, Segundo en Ventimiglia; etc. Todos contaron lo sucedido en Agauna, predicaron el Evangelio y fueron mártires. Aunque no es culpa suya esto de añadir mártires locales a los tebanos, es una costumbre anterior a La Vorágine. Nos dice también que San Grato de Aosta (7 de septiembre) sacó esa noche del agua del Ródano el cuerpo del tebano San Inocencio, y lo enterró en la iglesia local. Estaría bien si San Grato no hubiera vivido a finales del siglo VI, casi ¡300 años después! Otros añadidos unen a Santa Verena de Zurchard (1 de septiembre) al grupo, como acompañante de los soldados.
La basílica construida por San Teodoro de Octodurum (al que también se ha acusado de inventar las reliquias, la leyenda y demás), y poblada por monjes al estilo acemeta (3), actualmente es una abadía donde reposan las supuestas reliquias de la mayoría de los legionarios. Incluidas un anillo y una ampolla con sangre de San Mauricio. En Veriolez hay una losa plana, en la que se dice que San Mauricio se arrodilló para ser degollado.
Culto, leyendas y patronatos:
San Mauricio es patrono de los soldados, vitralistas y tintoreros (estos dos patronatos son por su nombre, y su supuesto color de piel “moro”), tejedores, sobrereros. Se le invoca como protector de las viñas y contra la gota, el dolor de oídos y las enfermedades de los caballos. Es el patrono de Cerdeña, la casa real de Saboya y diversos sitios, de la infantería, los herreros. En la iconografía es usual verlo de color negro, pero esto es por lo dicho arriba, su nombre y su procedencia, Mauritania. Viste de soldado, con diversos uniformes, unos más anacrónicos que otros en época, región, materiales, etc. En la pintura es normal verlo acompañado de sus compañeros, o en escenas de martirio. En la imagen, un icono copto.
Sobre el culto, hay que decir que es bastante antiguo. Ya en el siglo VI, San Segismundo de Borgoña (2 de mayo) reconstruye la abadía de Saint Maurice d Agaune, donde se veneran las reliquias hasta hoy día, en un bello relicario del siglo XII. Hay muchas leyendas relacionadas con el culto a San Mauricio, y copio tres, que pone Ruinart en su “Actas Verdaderas de los Mártires”:
La más fantasiosa, nos narra que San Crodegando de Metz (6 de marzo) volvía de Roma a su diócesis, con reliquias de los soldados tebanos Gorgonio, Nabor y Nazario. Pasó la noche en Saint Maurice y a la mañana siguiente, los monjes se negaron a que se llevase las reliquias, aduciendo que los compañeros de Mauricio, con él debían estar. Crodegando avisó a los soldados y cuando estos pretendían entrar por la fuerza a la iglesia del monasterio, la imagen de San Mauricio tomó una palanca y partió todas las reliquias, como signo de que debían compartirse.
Otra leyenda dice que el rey San Gontram de Bretaña (28 de marzo), cuando se quiso retirar del mundo en el monasterio de Valais, mandó a un sacerdote a Saint Maurice a pedir unas reliquias. Cuando este regresaba, una tormenta en el lago de Lausana casi vuelca la barca. El sacerdote tocó el agua con las reliquias y esta se calmó inmediatamente. Con estas historias, es de entender que este monasterio fuera el centro neurálgico de la devoción y culto del santo.
Y la tercera dice que, habiendo confiado una mujer a su hijo al monasterio de San Mauricio de Valais, el niño murió niño murió. Su madre estaba inconsolable y esa noche se le apareció San Mauricio y le dijo: “No llores por tu hijo como si hubiera muerto, que vive entre nosotros. Y te doy la prueba: Ve temprano en la mañana a la iglesia, a escuchar el oficio de los monjes”. Así lo hizo la señora y oyó, entre las voces de los monjes, la de su propio hijo cantando el oficio de Laudes. Y de ahí en adelante fue todos los días a oírlo.
San Pedro Damián (21 de febrero) cuenta que un clérigo orgulloso y ambicioso, fue promovido a prior de los canónigos de una iglesia dedicada a San Mauricio mediante trampas y engaños. Un día, al terminar la misa, se oyó una voz que dijo: “El que se enaltece será humillado". Y contestó airado el sacerdote: "Eso no es del todo correcto. Porque si mis enemigos me hubieran humillado, no estaría presidiendo una iglesia hermosa y rica". Y en ese momento, un rayo lo mató, dejándolo con las tripas al aire.
Carlomagno lo proclamó patrón de la casa real y se hacía acompañar por una bellísima arqueta-relicario (hoy se venera en Xanten), con reliquias de Mauricio y sus compañeros Florencio, Cándido, Malloso y Casio. También fue nombrado patrón de las Cruzadas. Antes de la reforma protestante, existieron numerosas iglesias, altares y reliquias de San Mauricio en los Países Bajos, Alemania (4). Destaca la devoción en Magdeburg, donde es patrono junto a Santa Catalina desde el siglo X. En Francia tiene iglesias dedicadas desde al menos el siglo XIII. Y, por último, dato que pocos conocen, la famosa abadía de Claraval, le está dedicada.
Compañeros venerados de San Mauricio (y me ayudo de la página Santiebeti):
San Albano. 22 de septiembre.
San Alberto de Cuneo. 19 de agosto y 22 de septiembre.
San Alejandro de Bérgamo. 26 de agosto y 22 de septiembre.
San Alverio de Fossano. 2 de enero y 22 de septiembre.
San Antonino de Piacenza. 4 de julio, 22 y 30 de septiembre, y 13 de noviembre (traslación de las reliquias).
San Antonino de Susa. 22 de septiembre.
San Atilio. 28 de junio y 22 de septiembre.
San Barolo. 22 de septiembre.
San Benedicto de Vistrorio. Tercer domingo de octubre y 22 de septiembre.
San Celestino de Canavese. Primer domingo de octubre y 22 de septiembre.
San Constantino de Dronfield. 22 de septiembre.
San Dalmacio de Borgo San Dalmazzo. 5 de diciembre y 22 de septiembre. (este al parecer fue en realidad un obispo, al que la confusión convirtió en soldado mártir).
San Defendente de Marsella. 1 de enero y 22 de septiembre.
San Evencio de Cly (al parecer solo fue un eremita o un pastor). 22 de septiembre.
San Félix de Borgo San Felice. Primer domingo de agosto, 12 de julio y 22 de septiembre.
San Félix de Zurich, mártir con Régula y Exuperancio. 11 y 22 de septiembre.
San Florencio de Mondovi. 3 de marzo y 22 de septiembre.
San Fortunato de Casei. 16 de octubre (o tercer domingo de octubre) y 22 de septiembre.
San Gereon de Colonia, con otros 318. 10 de octubre y 22 de septiembre.
San Gil de Turín. 22 de septiembre.
San Gilmer de Borgo San Domnino. 16 de septiembre y 22 de septiembre.
San Gregorio “el moro” de Colonia. 15 de octubre y 22 de septiembre.
San Grisógono de Saluzzo. 22 de septiembre.
San Hipólito de Bardonecchia. 22 de septiembre.
San Jorio de Val di Susa. 23 de abril y 22 de septiembre.
San Juliano de Fénis. 22 de septiembre.
San Juvenal de Andrate. 22 de septiembre.
San Magno de Cuneo. 19 de agosto y 22 de septiembre.
San Malloso de Birten, 10 de octubre y 22 de septiembre.
San Marchesse de Altessano. Primer domingo de septiembre y 22 de septiembre.
San Martiniano de Turín. 5 de diciembre y 22 de septiembre.
San Martino de Rivoli. 22 de septiembre.
San Mauro de Ancora. Tercer domingo de septiembre y 22 de septiembre.
San Membotto de Mogola. 23 de marzo (invención de las reliquias), primer domingo de septiembre, 22 de septiembre.
San Pancracio de Villa Dora. 22 de septiembre.
San Pantaleón de Torgnon. 27 de julio y 22 de septiembre.
San Paragorio de Noli y compañeros, 7 y 22 de septiembre.
San Poncio de Pradleves. 23 de junio y 22 de septiembre.
San Próspero de Canavese. Primer domingo de septiembre y 22 de septiembre.
San Quirico de Monferrato. 11 de marzo y 22 de septiembre.
San Restituto de Cesana. 29 de mayo y 22 de septiembre.
San Segundo de Pinerolo. 22 de septiembre.
San Segundo de Ventimiglia. 20 de noviembre y 22 de septiembre.
San Segundo. 26 de agosto y 22 de septiembre.
San Teodoro de Vercelli. 22 de septiembre.
San Valeriano de Cumiana. 14 de abril y 22 de septiembre.
San Valerio de Casale. 22 de septiembre.
San Víctor de Caselle. 22 de septiembre.
San Víctor de Solothurn. 30 de septiembre y 22 de septiembre.
San Víctor de Xanten, y 330 más. 10 de octubre y 22 de septiembre.
Santos Abundio, Asterio, Cesáreo, Longino, Deseado y Demetrio de Caramagna. 22 de septiembre.
Santos Alvacio y Amancio de Rivalba. 22 de septiembre.
Santos Besso y Porcier. 10 de agosto, 1 de diciembre y 22 de septiembre.
Santos Casio, Florencio y Pío de Bonn. 10 de octubre y 22 de septiembre.
Santos Chiaffredo, Constancio, Olimpio y otros, de Saluzzo. 7 (Chiaffredo), 18 (Constancio) y 22 de septiembre.
Santos Cosano, Pelagio, Damián y Serena, virgen, de Novalesa. 22 de septiembre.
Santos Graciano, Carpóforo y Fidel. 13 de marzo y 22 de septiembre.
Santos Julián, Bisuzio, Isidoro y Martiniano de Dora Riparia. 28 de agosto y 22 de septiembre.
Santos Mariano y Próspero de Mondovi. 22 de septiembre.
Santos Mateo y Gusmeo. 11 y 22 de septiembre.
Santos Mauricio, Jorge y Tiberio de Pinerolo. 24 de abril y 22 de septiembre.
Santos Octavio, Adventor y Solutor de Turín. 20 de noviembre y 22 de septiembre.
Santos Palmacio, Majencio, Constancio, Crescencio, Justino, Leandro, Alejandro, Sotero, Hormisdas, Papirio y Jovaniano de Trier. 5 de octubre, 12 de diciembre y 22 de septiembre.
Santos Sebastián y Alverio de Fossano. 26 de enero (invención de las reliquias) y 22 de septiembre).
Santos Tégulo, Sulpicio, Vital y Juvenal de Cavanese. 25 de octubre y 22 de septiembre.
Santos Tirso y Bonifacio de Traer. 4 de octubre y 22 de septiembre.
Santos Víctor de Pollenzo y compañeros. 13 de mayo y 22 de septiembre.
(1) Isaac murió en 441 y Salvio en 448, así que la carta tuvo que ser escrita en esta fecha.
(2) Eusebio, aunque no habla de los mártires tebanos, confirma esta hipótesis en su Historia Eclesiástica (Libro VIII), afirmando que especialmente Diocleciano y Maximiano lo hicieron varias veces, como medio de sacar a la luz a cristianos, tenidos como posibles traidores. Aún en tiempos de paz y sin persecuciones oficiales, lo hicieron. En un pasaje de su crónica llega a hablar de un general, cuyo nombre no conocía, al que se le había obligado a sacrificar a los dioses junto a sus soldados, impreando Diocleciano y Maximiano. La mayoría permaneció fiel a sus creencias y algunos de ellos fueron condenados a muerte. ¿Mauricio? Conocía la historia, pero no los nombres, porque estos serían añadidos luego? ¿Es solo otro caso, de la misma época? No lo sabemos.
(3) Acemetas eran unos monjes de origen oriental, de los que se creía no dormían, pues rezaban el oficio litúrgico constantemente, día y noche. Está claro que tenían establecidos turnos de oración.
(4) En 1489 fueron hallados en Schoz, Lucerna, 200 cuerpos en lo que habría sido un cementerio. Sin pruebas ni estudios, fueron tomados como reliquias de los mártires tebanos y puestos al culto. Hoy no lo están. En el Acta Sanctorum los Bolandistas repudian vehementemente estas reliquias.
2 comentarios
Fernando -
http://diogeneschilds.wordpress.com/2012/09/12/la-leyenda-del-martirio-de-san-mauricio-y-la-legion-tebana/
Regio 18 -
Alcuni del tuo elenco sono detti tebei, ma in realtà è provato che sono martiri delle catacombe, a cui poi si è dato la fisionomia di un tebeo (es. Celestino del Canavese).