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Tus preguntas sobre los Santos

Santa Filomena

Lo que es y lo que no es Filomena

Lo que es y lo que no es Filomena

La "cuestión filoménica" sigue levantando ampollas y calmando dudas en este espacio, y eso está bien. Un espacio de debate es, entre otras cosas, lo que quiero para este blog. Aquí no se obliga a nadie a creer nada de lo que se expone, pero sí a rebatirlo con argumentos. Esta entrada es la contestación a un comentario en el artículo "Juan María y Filomena", de este blog. No tiene desperdicio lo que algunos piensan...

EL: ¿Cómo puede decir usted que Santa Filomena NO existe si tenemos toda la evidencia histórica?

YO: Lo primero, no se donde habrá leído en este blog que Filomena NO exista. De seguro que aquí no fue, pero aún así, obviando su lenguaje amenazador y falto de la más mínima caridad, me animo a responderle, tanto para usted, como para el interés de los que leen, visitan, colaboran y comentan en el blog, como testimonio de adonde puede llevar una devoción exagerada, ritualista y basada en sentimientos más que en la fe y la caridad. Hábleme con argumentos, no con descalificaciones. Por otro lado, es de espanto que de todo lo que se escribe aquí de Filomena, sobre los hallazgos de su cuerpo, las investigaciones de la lápida, su culto... sólo se fije en esto.

La evidencia histórica de Filomena se resume a esto: un esqueleto en una catacumba romana, con una lápida en la que se lee LUMENA PAX TE CUM FI. El esqueleto es de una chica joven y tenida como mártir por el vaso con sangre y los símbolos de la lápida. Aquí termina la evidencia histórica de la que hace gala, o sea, la misma de otros cientos de cuerpos extraídos de las catacumbas, pero que han quedado en el anonimato. Todo lo demás que de ella se siga será muy piadoso, recomendable a los fieles, asombroso, y una larga lista de adjetivos calificativos, pero salvo los milagros que se hayan comprobados, no son evidencia de nada.

EL, de nuevo: El que anda mal, muy mal es usted, amigo, y lo siento por usted. Además, ¿pone en duda la infabilidad de la Iglesia cuando canonizó a Santa Filomena, o mejor autorizó su culto dado que ella viene de los primeros siglos?

YO, asombrado: No, querido mío, el que anda mal es usted si cree que una canonización implica la creencia de leyendas sin fundamento, con errores contra toda evidencia histórica (la misma que enarbola usted al inicio de este comentario). La canonización solamente define que el santo canonizado está junto a Dios, pero no presupone la veracidad de todo lo que de el santo se diga, ni obliga a creerlo. Por ejemplo, de Santa Faustina Kowalska, creemos que está en el cielo, pero la Iglesia ni nos pide la fe en sus esctritos, ni sus revelaciones, cosa que, por cierto, algunos hacen como si del mismo Evangelio se tratara. En el “caso filoménico”, lo mismo. La canonización de Filomena se basa en su martirio y no en su vida, de la que no se sabe NADA, y nada es... eso mismo: NADA.

La supuestas revelaciones recibidas por personas particulares, aún con la aprobación de la Iglesia, ni tienen que ser creídas, ni tenidas como argumento de fe, ¡solo nos faltaría eso! La Iglesia, al aprobarlas, solo define que no tienen nada contrario a la fe y la moral cristiana, que son recomendables para la espiritualidad de los fieles, pero no dictamina que sean ni reveladas por Dios o un Santo y que haya que creerlas. Y esto vale para toda revelación particular, incluidas aquellas manifestaciones marianas aprobadas y recomendadas por los papas: resumiendo, se puede ser católico y no creer que la Madre de Dios se apareció en Lourdes o Fátima: ni son dogmas de nuestra fe, ni son parte de la Revelación. Otra cosa es, extremo que tampoco comparto, rechazar toda revelación personal por el hecho de que no haya que creerla para salvarse, porque en algunos casos nos perderíamos una riqueza espiritual muy grande.

EL, cegado: ....Cuidado, no juegue con la Santa Taumaturga porque le puede venir un soberano castigo divino ni confunda, mucho menos, a las almas...

YO, anonadado: Ah, amigo, en este tipo de amenazas sí que no creo, son más propias de cadenas de oraciones-amenzas que de la espiritualidad cristiana. Ese tipo de relación con los hermanos del cielo pertenece más a los cultos de la “Difunta Correa”, “san La Muerte”, “Shangó” y otros seres de la mitología y el sincretismo, pero no con los santos del cielo. Le hace más daño usted al culto a la mártir Filomena y confunde más a los fieles con esa visión amenazadora, vengativa, que yo con mis legítimas dudas sobre una leyenda escrita más de 1500 años después de su muerte. No sé lo que entenderá usted por la relación entre los cristianos vivos y los cristianos del cielo, pero le refresco la memoria con lo que dice el Catecismo de la Iglesia:

962 "Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia; y creemos igualmente que en esa comunión está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones" (SPF 30).

Esto es lo que dice la Iglesia sobre la mutua comunicación entre nosotros y los santos. No veo las palabras castigo ni venganzas por ningún sitio, al contrario, solo leo “amor”, “misericordia” “oídos atentos a oraciones”.

EL, equivocado: ... Recuerde que el Siervo de Dios Pablo VI fue gran devoto de Santa Filomena y, para su conocimiento, cuando gente como usted pusieron en duda la existencia de la gloriosa virgen y mártir, Filomena, un obispo indio, cuya catedral fue dedicada a la Santa que usted niega, fue a Roma para tener del Papa la última palabra. El Siervo de Dios Pablo VI respondió al Obispo: "Excelencia, no tiene que cambiar el nombre de la catedral, Santa Filomena verdaderamente existió y en Mugnano del Cardinale se conservan sus sagradas Reliquias." ¿Cómo desafiar la palabra del Siervo de Dios Pablo VI, Romano Pontífice?...

YO, corrigiéndole: Ya conocía esa anécdota (no es más que eso, una simple anécdota) Aquí también le respondo con el Catecismo de la Iglesia, única norma para todos, sobre la infalibilidad del papa:

891 "El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral... "

Como leerán usted y los demás, aquí se habla de verdades proclamadas definitivamente, no de conversaciones privadas que tenga el papa con nadie. Atribuir a una conversación, así sea de términos espirituales, la calidad de algo para ser creído, atenta contra la misma infalibilidad papal (además de contra el sentido común), dándole la connotación que no tienen. Llevándolo al otro extremo, según su lógica argumentativa: si un papa dice a alguien que no le gustan, por ejemplo, las revelaciones de Santa Brígida, o no es devoto de San Caralampio, habría que pensar que están condenadas dichas devociones, ¿no?

La convicción personal de Pablo VI (con la que coincido, por cierto) es única y exclusivamente esta: “en Mugnano del Cardenal están las reliquias de Filomena, ella existió”. Evidentemente, hay una osamenta, por tanto esa persona existió. Ni este Papa, ni ninguno, avalaría con la infalibilidad la leyenda de Filomena, simplemente porque no forma parte del depósito de la fe.

EL
, amenazante:...Cuidado, amigo. No se meta con Dios, grande en Sus Santos, especialmente en Filomena.

YO, que no le temo: Cuidado usted, amigo mío, que es quien está mostrando a un Dios y a una santa castigadores, con una visión más propia de Moloch, dios al que sacrificaban humanos, que al Dios cristiano, revelado en amor y misericordia. No se de donde saca que Dios es más grande en un santo que en otro, pero de la enseñanza de la Iglesia seguro que no. Esa manera de ver a Dios vengativo y castigador corresponde más con nuestras miserias, nuestra incapacidad de perdonar, de tolerar, de respetar, que con la Verdad de Dios, revelada única y exclusivamente en la Biblia y la Tradición de la Iglesia.

Y lo que más me asusta, amigos lectores, es que sea un sacerdote quien tiene esta visión.

La lápida de Santa Filomena

La lápida de Santa Filomena

Pregunta: A usted, ¿qué le parece lo de la lápida de Filomena, cree eso de que el albañil la puso, la quitó para dejarla mal, o simplemente no dice eso de “Filomena”? Además, los lirios, las flechas, los látigos, la palma… ¿no le parece demasiado “barroco” para aquellos tiempos? España.

Respuesta: Estimado amigo, Santa Filomena es una santa histórica, real y la base de su culto se sustenta en tres causas:

1.- El epígrafe: "Pax tecum Filumena", real, grabado en la tablilla deterracota que se encontró en el cubículo de la catacumba de Priscila. Desde el punto de vista arqueológico, estudiada a fondo, sin discusión alguna; auténtica.

2.- La ampolla de sangre, real, encontrada también junto a los restos.

3.- Una revelación atribuida a una terciaria dominica (Sor María Luisa de Jesús), que vivió en Nápoles desde 1799 a 1875. Esto último es yamucho más discutible, porque tú sabes que cuando los místicos no comen, ven visiones y tienen hasta éxtasis. El relato que se tiene de su vida, depende de esta “revelación".

El 25 de mayo de 1802, en presencia de Monseñor Jacinto Ponzetti, se abrió la tumba en el cementerio de Priscila. La tumba estaba sellada, tapada, con tres tejas de terracota de dimensiones 1,74 x 0,5 metros. Allí estaba pintada con minio (óxido de plomo rojo) la célebre frase, acompañada con una palma también pintada, tres flechas, dos ánforas y una flor, que fueron interpretadas como símbolos de martirio. El vaso contenía un líquido oscuro y seco, que se interpretó como sangre cuajada y seca y que venía a confirmar que la difunta era una mártir.

Toda esta acción, en sí misma, era normal en aquella época, pero tres años más tarde, en 1805, Francisco De Lucia, deseoso de tener un "cuerpo santo", fué en junio a Roma acompañado del obispo de Piacenza, Monseñor Bartolomeo De Cesare, consiguiendo de Monseñor Ponzetti (el que tres años antes había abierto el cubículo de la catacumba de Priscila), que le facilitase el cuerpo de Filomena, que después de una breve estancia enNapoles, fué llevado el dia 10 de agosto del mismo año, a Mugnano del Cardinale, perteneciente a la diócesis de Nola y puesta en la Iglesia dedicada a Nuestra Señora de las Gracias.

Posteriormente se han contado cantidad de "cuentos de callejas", sudoraciones de imágenes, reparto de trozos, etc., pero lo que te he escrito anteriormente es históricamente veraz. Filomena es una santa real, verídica, de la que se escribe una vida "revelada" y, por supuesto "más falsa que el rey Miguel", que se hace muy popular y cuyo culto se extiende por toda Europa. Se llama Filomena de Roma, simplemente, porque fué encontrada en una catacumba romana, pero ¿donde nació? Solo Dios lo sabe, y ella, naturalmente…

Antonio

Esto es una consulta mía a Antonio, un conocedor de estos temas. Resume lo único que se sabe de Filomena, o como se llamase (la cual, por cierto, se ha adueñado del blog, pero no pienso ponerla de patrona del mismo, valga por la información esclarecedora y las bellas imágenes...), Tampoco me aclara mucho... sobre todo porque lo que se encontró no decía "pax tecum filumena" sino "lumena paxte cum fi", que será lo mismo, pero no se escribe igual. Y mientras veo más corposantos con lápidas (todas grabadas en la piedra y con mínimas decoraciones, por cierto) más creo que la cosa no es tan simple...

Ramón

Conclusiones sobre el informe del Dr. Mark Miravalle

Conclusiones sobre el informe del Dr. Mark Miravalle

Después de traducir y por tanto leer el informe “Estatus eclesial presente de la devoción a Santa Filomena” del teólogo Dr. Mark Miravalle, he sacado unas cuantas valoraciones y conclusiones sobre el mismo, que sólo reflejan mi opinión personal y por tanto no fuerzo a nadie a compartirlas:

1.- El informe del Dr. Miravalle constituye uno de los pocos documentos realmente serios y presentables que circulan hoy día por Internet (si no el único), pues se trata de un informe bien estructurado y que da fe de todas sus informaciones mediante citas exactas a pie de página. No las incluí en mi traducción por aligerar el texto, pero doy fe de ello, siendo cierto además, que los demás contenidos online se limitan a temas devocionales y muy poco informativos en realidad, y esto incluye a las webs principales del culto a Santa Filomena.

2.- El Dr. Miravalle es claramente un devoto y promotor del culto público a Santa Filomena, pero eso no quita que no haya demostrado con razonamientos teológicos y eclesiásticos, que esta mártir es auténtica en el sentido en que lo es un corposanto bien estudiado en las catacumbas: el martirio está demostrado por la ampolla de sangre, y la lápida realmente no está reutilizada, como exponen diversos argumentos arqueológicos bastante convincentes.

3.- Sin embargo, es importante hacer notar que en su informe el Dr. Miravalle no ha hecho la menor mención a la Venerable Sor María Luisa de Jesús, quien dijo habérsele aparecido la Santa, ni a la absurda historia que dice que ella le transmitió. Simplemente, esto está omitido. Ello parece confirmar que el Dr. Miravalle no cree tampoco en esta disparatada historia construida, sin la menor validez histórica, y ello se desprende también de las afirmaciones de todas las ilustres personas que cita, papas incluidos: la vida terrena no es relevante, ¿por qué, aparte de todo lo teológicamente expuesto? Pues porque se desconoce absolutamente.

4.- No siendo válida esta pseudobiografía de la mártir, tampoco es válida la iconografía de las flechas, el ancla, y el látigo como atributos martiriales. Se podrían conservar si se especificase que tan sólo hace alusión a los símbolos de su lápida, que no se han interpretado correctamente; pero, si ni siquiera el Dr. Miravalle ha entrado a hablar de los símbolos en sí, ¿quién va a molestarse en hacerlo? Entretanto, se sigue difundiendo una iconografía que es tan falsa como la “historia revelada” de la mártir.

5.- El estudio del Dr. Miravalle, serio y competente, no viene a demostrar otra cosa que lo que siempre hemos defendido en el blog: que Santa Filomena es un corposanto, una mártir de las catacumbas, con su martirio y autenticidad documentados; y que dejando aparte el tema de la intercesión y los milagros –en los que sí parece ser especial-, en nada más se diferencia de otras mártires y corposantos de las catacumbas. Más allá de esto nada puede saberse y es inapropiado llevar a cabo inventivas devotas que falseen la imagen real de esta mártir, por lo demás, digna de veneración en cuanto a lo que realmente es.

6.- En cuanto al nombre Filomena y su autenticidad, el Dr. Miravalle prefiere no entrar a analizarlo, limitándose a citar al papa San Pío X, que tan sólo dijo que era irrelevante; y que Monseñor Ponzetti lo leyó como tal. Ahora bien, ¿ponía realmente Filomena en la lápida? Yo creo que sí, pero si es Filomena o no, no es tan importante como que las instituciones devotas en torno a Santa Filomena están difundiendo una etimología falsa de este nombre, pues Filomena evidentemente, ni es un nombre latino, ni significa hija de la luz. Y esto es algo difícil de digerir para los que sí han estudiado latín y griego y saben de etimologías.

En fin, que se agradece poder contar con un material de más calidad en un tema en el que los materiales de calidad brillan por su ausencia. Evidentemente, ante este documento, que todas las páginas web principales de Santa Filomena citan –sin que existiera, que yo sepa, una traducción al español, por eso me decidí a hacerla-; el corto comunicado de Monseñor Braschi realizado en 2005, y por tanto, 3 años posterior al primero, se queda pobre, corto y no aporta realmente nada útil. Seguimos sin tener más documentación apropiada al respecto, pero al menos agradecemos a Monseñor Braschi que pusiera el informe del Dr. Miravalle disponible en su web del Santuario de Mugnano. Sigue quedando todavía que hablar acerca de Santa Filomena, pero lo demás ya queda a juicio personal de cada uno.

Meldelen.

Pues yo lo primero que quiero hacer es reconocer y agradecer el trabajo que te has tomado en traducir este texto enorme y ponerlo a disposición de todos. Yo, desde ya, te lo agradezco en nombre mío, de los que leen, de los que lo comentarán y los que no, en nombre de los que no lo leerán... en fin, de todos. Es de los trabajos más serios que hay por ahí. sería bueno hacerselo saber al Dr. Mark Miravalle.

Y bueno, estoy de acuerdo en tus conclusiones, a lo largo de los artículos he ido replanteándome mis opiniones sobre el tema, y aunque con dudas, tengo luces que aclaran... Y ya está bien, que si sigo, te fusilo el artículo.

Ramón.

 

La devoción a Santa Filomena (X) – El culto a los mártires

La devoción a Santa Filomena (X) – El culto a los mártires

Los orígenes de la veneración pública a los santos en general deben también tenerse en cuenta en el caso de Santa Filomena. En la Iglesia primitiva, los mártires eran inmediatamente reconocidos como testimonio de la perfección de la vida cristiana en la tierra, habiendo mostrado la prueba última de su amor a Cristo en el ofrecimiento de sus vidas. Por el sacrificio de sus vidas por Cristo, ellos alcanzaron el Paraíso de gloria eterna y fueron indisolublemente unidos al Señor, la Cabeza del Cuerpo Místico. Los creyentes, aun perseguidos, invocaron su intercesión para obtener la gracia de imitar su santo ejemplo. La veneración de los mártires ha tenido, desde su inicio histórico, todas las características esenciales de una veneración pública, incluyendo la colocación de una fecha y lugar de martirio en un calendario público que fue observado y celebrado por la totalidad de la comunidad cristiana. Esto era ciertamente distinguible de los tristes memoriales de la muerte de otros cristianos, ya que las de los mártires eran públicamente veneradas con alegría desde el día de su muerte.

Sólo cerca del fin de las persecuciones romanas la veneración pública a los mártires empezó a ser extendida a los confessores fidei quienes, aunque no morían por la fe, la habían defendido y habían sufrido por ella de modo heroico. Posteriormente la veneración pública fue extendida a los cristianos que habían mostrado especial capacidad para la caridad, la penitencia, trabajos evangélicos, o en la elucidación de la doctrina.

Esta preeminencia de la veneración pública por la santidad del martirio como era expresada en la Iglesia primitiva, debe ser tenida en cuenta para el asesoramiento de la veneración pública debida hoy en día a una joven mujer mártir cuyo martirio está, una vez más, históricamente asegurado por el criterio oficial de la Santa Sede y cuya subsiguiente cantidad de milagros ofrecen la indicación y confirmación  sobrenaturales procedentes de Dios que la Iglesia requiere estrictamente para una canonización formal actualmente. Mientras que un comprensible registro histórico de un candidato para la canonización es legítimo estableciendo la virtud heroica requerida para un confesor, no lo es, mediante estándares tanto primitivos como contemporáneos, para la declaración de la santidad de un mártir cristiano. Cuando los requerimientos históricos para el establecimiento del martirio son utilizados como impedimento para la veneración pública de un mártir como “santo”, éstos yerran en contra de los principios eclesiásticos de la santidad, tanto antiguos como actuales. Martirio y milagros, y no la historia personal, son lo que comprende la esencia de la canonización de aquellos que han derramado la sangre por Cristo.

En conclusión, la devoción popular a Santa Filomena, virgen y mártir, está actualmente viva y bien arraigada en el Pueblo de Dios, gozando de un estatus eclesial positivo y cuya veneración está creciendo generosamente. La sabiduría de los papas y santos del pasado reconoció que la “historia” de la poderosa y sobrenatural intercesión de Filomena por la Iglesia era más importante que la “historia” de su vida terrena. Tal es la manifestación de los misteriosos caminos del plan salvador de Dios.

La Iglesia de hoy ha recibido del papa Juan Pablo II  la missio para la nueva evangelización de este tercer milenio de cristianismo. Con la reciente canonización del Santo Padre Pío de Pietrelcina, taumaturgo del siglo XX, cuán eficaz sería para el Pueblo de Dios y la implementación exitosa de la nueva evangelización el recurrir, a través de una renovada veneración pública y litúrgica, a Santa Filomena, a quien el papa Gregorio XVI justamente calificó de “taumaturga del siglo XIX”.

Quiera la joven virgen mártir, poderosa con Dios, convertirse, una vez más, en una favorecida patrona de la santidad y la pureza, particularmente para los jóvenes de hoy.

Mark Miravalle, S.T.D.
Profesor de Teología y Mariología
Universidad Franciscana de Steubenville
7 de octubre de 2002
Fiesta de Nuestra Señora del Rosario

La devoción a Santa Filomena (IX) – La validez de su estatus (II)

La devoción a Santa Filomena (IX) – La validez de su estatus (II)

La elevación papal y extensión del culto público a Santa Filomena de Nola a otras partes del mundo, que incluyó la extensión de su misa y oficio a Roma y a otras diócesis con el beato Pío IX (15 de enero de 1857), el establecimiento de una archiconfraternidad y concesión de indulgencias plenarias en Francia por León XIII (24 de septiembre de 1889), y la extensión de la archiconfraternidad de Santa Filomena a la Iglesia universal ("Pias Fidelium", 21 de mayo de 1912), ilustran la aprobación papal de un culto y veneración universales a Santa Filomena, una veneración sólo apropiada, según los propios estándares de la Iglesia, al estatus de un santo. Las palabras de San Pío X en su breve apostólico que promulgó la devoción universal y pública a Santa Filomena a través de la archiconfraternidad indican una intención papal de permanencia para esa veneración universal a Santa Filomena por los creyentes cristianos en todo el mundo: “Decretamos que las presentes afirmaciones son y serán siempre vigentes, válidas, y efectivas; de este modo debe ser regularmente juzgado, y si algo procede de modo contrario, será nulo y no válido, sea cual sea su autoridad”.

Las normas para beatificación y canonización y su implementación durante el pontificado de Juan Pablo II también mostraron relevancia acerca de la cuestión del estatus eclesial de Santa Filomena. En la Constitución Apostólica de 1983, Divinus Perfectionis Magister, Juan Pablo reitera a través de su implementación de normas que cualquier martirio o virtud heroica debe ser históricamente establecida por el proceso de beatificación de un candidato, pero no ambos. De este modo, ya no era requerido un milagro para la beatificación de un mártir, pero aún se requiere para un confesor de la fe no mártir. Una vez que el martirio ha sido históricamente verificado, el candidato puede ser inmediatamente beatificado sin más evidencia de milagros o mayor documentación histórica de vida terrena de heroica virtud. Estas normas revisadas, por sí mismas, establecen que Filomena es beata únicamente en virtud de su martirio históricamente documentado, con el subsiguiente requerimiento de un milagro documentado necesario para una canonización formal, algo fácilmente solventado a la vista de sus numerosos milagros.

De los 464 santos canonizados por Juan Pablo II (Nota al pie: contando hasta el 7 octubre de 2002), aproximadamente el 80% han sido mártires, que muestra la voluntad del pontífice de ofrecer a nuestra época contemporánea testigos humanos de la primacía de la eternidad por encima de la vida presente, la trascendencia de la visión del Paraíso sobre la inmanencia que parece infectar nuestra sociedad actual de materialismo, secularismo e incluso ateísmo. Ciertamente, el testimonio de una joven mujer mártir, icono de pureza virginal y fidelidad, hablaría del mismo modo acerca de la necesidad contemporánea de ejemplos de joven santidad y pureza, especialmente para los jóvenes de nuestros días.

La devoción a Santa Filomena (VIII) – La validez de su estatus (I)

La devoción a Santa Filomena (VIII) – La validez de su estatus (I)

Estatus eclesial presente

Una auténtica evaluación del estatus eclesial actual de la devoción a Santa Filomena podría fundarse en las siguientes conclusiones anteriormente discutidas:

1.- Los restos de Filumena fueron designados como pertenecientes a una virgen y mártir cristiana por Monseñor Ponzetti, Custodio de las Sagradas Reliquias por la Santa Sede el 25 de mayo de 1802.

2.- El culto público de Santa Filomena, virgen y mártir, fue aprobado en un decreto pontificio del papa Gregorio XVI el 30 de enero de 1837, con la aprobación del oficio, misa común de una virgen y mártir y una cuarta lectura adecuada en honor a Santa Filomena el 11 de agosto.

3.- Diecinueve actas de la Santa Sede durante los pontificados de cinco papas fueron establecidas con positiva promoción de la devoción popular a Santa Filomena, en forma de culto litúrgico, archiconfraternidades, indulgencias parciales y plenarias.

4.- Numerosos santos, beatos y venerables han testificado la realidad y el excepcional poder intercesorio de Santa Filomena, incluidos la Venerable Pauline Jaricot, Beata Anna Maria Taigi, San Pierre-Julien Eymard, San Pedro Chanel, Santa Madeleine-Sophie Barat, Santa Magdalena de Canossa, Beato Bartolo Longo, Beato Pío IX, papa; San Pío X, y especialmente San Jean Vianney.

5.- Las conclusiones arqueológicas de Marucchi, que pusieron en duda la autenticidad de los restos de Santa Filomena, han recibido una refutación significativa por Bonavenia, De Rossi, y otros en el tiempo de la controversia, y más recientemente por Fr. Antonio Ferrua, S.J., Secretario de la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada.

6.- Ni la directiva de 1960 por parte de la Congregación de Ritos para retirar a Santa Filomena del calendario, ni su omisión en el Martirologio Romano revisado, afectan negativamente la devoción popular a Santa Filomena, papalmente establecida y eclesiásticamente aprobada, que continúa con sanción eclesiástica hasta el día de hoy.


Es más, si examinamos el actual proceso de beatificación y canonización dentro de la Iglesia, encontramos los siguientes pasos:

1.- La heroica virtud o martirio del Siervo/a de Dios debe ser históricamente establecida; cuando ello se cumple el Siervo/a de Dios es llamado “Venerable”.

2.- Para la beatificación un milagro debe ser atribuido a la directa intercesión del Siervo/a de Dios; la beatificación permite entonces, por decreto papal, permite una veneración pública restringida a una particular, limitada esfera de la Iglesia como diócesis particulares, países o comunidades religiosas (normalmente en forma de misa y oficio establecido en honor del beato/a).

3.- Debe ser atribuido al beato otro milagro post-beatificación mientras se da la pública veneración que es, por precepto, extendida a la Iglesia universal por el pontífice. Detrás del proceso de canonización formal, hay también una “canonización equivalente”, por lo cual el proceso canónico formal no ha sido introducido, pero el Siervo/a de Dios ha recibido más de cien años de veneración pública y su santidad ha sido reconocida por el papa.


Si aplicamos estos criterios contemporáneos para beatificación y canonización al caso de Santa Filomena en un modo más especulativo, hallamos que:

1.- El descubrimiento del vial de sangre y el símbolo de la hoja de palma en su loculus, indicando martirio cristiano, es uno de los dos criterios para el primer paso de canonización (que actualmente constituye el grado máximo de virtud heroica).

2.- Gran número de milagros documentados que tuvieron lugar en el Santuario de Mugnano de 1805 a 1837, incluida la milagrosa cura de Pauline Jaricot, testificada por el papa, llevó a Gregorio XVI a decretar el culto público litúrgico en la región particular de Nola (comparable al culto litúrgico concedido a un beato/a).

3.- Una segunda gran cantidad de milagros fueron registrados en procesos eclesiásticos, tanto en Mugnano como en Arts, milagros que tuvieron lugar en un período de tiempo contiguo a la concesión de una particular veneración pública, y que incluyeron la milagrosa cura de San Jean Vianney.

La devoción a Santa Filomena (VII) – La omisión del Martirologio

La devoción a Santa Filomena (VII) – La omisión del Martirologio

Martirologio Romano revisado

Más recientemente, la publicación revisada del Martirologio Romano por la Congregación de la Adoración Divina y la Disciplina de los Sacramentos en 2001 supuso una nueva ocasión de discusión por el estatus eclesial de Santa Filomena. La omisión de Santa Filomena en el Martirologio Romano revisado fue otra vez interpretado por diversas fuentes y medios como que la Iglesia ya no reconocía a Santa Filomena como santa.

Diversos aspectos deben ser tenidos en cuenta acerca de Santa Filomena y su omisión en el Martirologio Romano revisado:

1.- Santa Filomena, como se ha dicho ya, nunca fue incluida en ninguno de los martirologios romanos, incluso cuando el Magisterio papal concedía la veneración pública litúrgica, indulgencias plenarias, y aprobación universal a la archiconfraternidad eclesiásticamente erigida en su honor.

2.- El Martirologio Romano no constituye una exhaustiva recopilación de cada santo y mártir reconocido por la Iglesia, y nunca fue presentado como tal por la Congregación de la Adoración Divina y Disciplina de los Sacramentos.

3.- La continuidad de la devoción popular en el Santuario de Mugnano con la aprobación directa del obispo ordinario de la diócesis de Nola, unido a la aún floreciente devoción mundial en honor a Santa Filomena, se ha manifestado en la archiconfraternidad universal que continúa con completa aprobación eclesiástica, y ha experimentado además una renovación significativa en todo el mundo la última década.

Cualquier conclusión, por tanto, que pretenda negar la devoción popular a Santa Filomena basándose en su omisión en el recientemente revisado Martirologio Romano sería teológicamente errónea y contraria a la existente y eclesiásticamente aprobada devoción a la santa mártir.

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Más sobre santos populares "quitados" del calendario:

Santos "Descanonizados"

La devoción a Santa Filomena (VI) – La retirada del calendario

La devoción a Santa Filomena (VI) – La retirada del calendario

Durante el tiempo en que se creó “la controversia de Filomena”, a inicios del siglo XX, Fr. Louis Petit, director de la “Obra de Santa Filomena” en Francia, fue recibido por San Pío X en audiencia papal el 6 de junio de 1907, en la cual el Papa habló documentadamente sobre la controversia. Aunque el informe de Petit acerca de los comentarios orales del pontífice no puede ser oficialmente verificado, lo que se ha recogido ofrece de cualquier modo observaciones teológicas válidas:

Estoy muy entristecido por todo lo que se está escribiendo sobre ella. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo pueden no ver que el gran argumento a favor de la devoción a Santa Filomena es el Cura de Ars? A través de ella, en su nombre, por la gracia de su intercesión, él obtuvo incontables gracias, maravillas continuas. Su devoción hacia ella era bien conocida por todos, él la recomendaba constantemente.

Leemos el nombre, Filumena, en su tumba. Si es su propio nombre o si ella tiene otro, ¿qué importa? Sigue siendo cierto que el alma que animó esos sagrados restos era un alma tan pura y santa que la Iglesia la ha declarado ser el alma de una virgen mártir. Esa alma era tan querida por Dios, tan complaciente para el Espíritu Santo, que ella ha obtenido las gracias más maravillosas a aquellos que han recurrido a su intercesión
.”

Además de las diferencias de opinión en cuanto a arqueología, el criterio eclesial clásico para identificar el martirio cristiano, el vial de sangre y la hoja de palma grabada, están históricamente documentados en el loculus de Filomena. El futuro Benedicto XIV cita al papa Clemente IX en un decreto del 10 de abril de 1668 confirmando que el vial de sangre y la imagen de la palma constituyen verdaderamente los atributos de un mártir: “Censuit Sacra Congregatio, re diligentius examinata, palmam et vas illorum (martyrum) tinctum prosignis certissimis habenda esse.” El 10 de diciembre de 1863, un Decreto de la Congregación de Ritos bajo el beato Pío IX confirmó la afirmación de Clemente IX: “Philias vitreas aut figulinas sanguine tinctas, quae ad loculus sepultorum in sanctis coemeteriis vel Indus vel extra ipsos reperiuntur, censeri debere martyrii signum.”

Es más, la identificación de Filomena por el Custodio de las Reliquias procedente de la Santa Sede como una mártir cristiana es, según criterio explícito de la Iglesia, verdadera y acertada. El razonamiento teológico contenido en los comentarios conservados de San Pío X se resume en:

1.- El testimonio de San Jean Vianney clarifica la realidad histórica y moderna de Santa Filomena y la excepcional eficacia espiritual de la devoción a ella.

2.- Si Filumena es su nombre real o no, es secundario respecto al hecho de que la persona a quien pertenecen sus sagrados restos ha sido declarada virgen y mártir por la Iglesia.

3.- Esta persona era tan amada por Dios que le ha sido garantizada la habilidad de interceder para lograr extraordinarias gracias a quienes invocan su intercesión.

Convenientemente entendidos, estos hechos teológicos e históricos colocan las cuestionables y secundarias objeciones arqueológicas en una conveniente posición subordinada.

Recientes documentos eclesiales
En un acto sorprendente que actúa contra la histórica sucesión de la promoción papal magisterial de la veneración pública litúrgica a la santa mártir, la Congregación de Ritos lanzó una instrucción en 1961 que retiraba a Santa Filomena de los calendarios litúrgicos. La instrucción fue lanzada sin justificación por la acción litúrgica, sino por la opinión común teológica que concluía la falta de historicidad respecto a los orígenes de Santa Filomena, unido a las dudas causadas por la controversia arqueológica iniciada por Marucchi.

Es importante hacer notar que la instrucción de 1961 fue una directiva litúrgica y no una declaración eclesiástica de que Santa Filomena ya no era una santa, ni prohibió la devoción popular a Santa Filomena, que había recibido aprobación por parte del magisterio papal. La directiva litúrgica no vino acompañada de ninguna suspensión o prohibición del estatus universal de la Archiconfraternidad de Santa Filomena concedida por San Pío X. La devoción pública a Santa Filomena continuó con plena aprobación de la Santa Sede y del Ordinario de la Diócesis de Nola, donde está inserto el Santuario de Mugnano  y continúa funcionando, así como otros centros devocionales alrededor del mundo.

La devoción popular a Santa Filomena continuó en la Iglesia después de la instrucción de 1961, apoyándose en el sólido precedente fundado por numerosas aprobaciones papales. (Nota al pie: La misma intención de “continuar como antes” en lo referente a las devociones populares después de la directiva litúrgica de 1961, estaba contenida en una afirmación oral del papa Pablo VI, como constató el obispo Fernandes de Mysore, India, y el Ordinario de la Catedral de Santa Filomena en India. En una carta enviada en 1964 al Santuario de Mugnano por el obispo Fernandes, él testifica la respuesta que dio el papa Pablo VI, en el marco de las sesiones del Concilio Vaticano II, a la pregunta: “¿Qué debo hacer por la gente de mi diócesis, que está muy atribulada por el decreto de la Sagrada Congregación respecto a Santa Filomena?” Pablo VI respondió: “No dejes que ello te perturbe ni perturbe a tu gente; deja que la devoción a Santa Filomena continúe como hasta ahora.”)