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Tus preguntas sobre los Santos

Martyrium: violencia de género

Martyrium: violencia de género

Tanto te quiero, que te asesino.

Alguno se extrañará de esto, pero la violencia de género no es un invento del siglo XX, aunque el término para definirla sí lo sea. También entre las Santas y Beatas hay mujeres que padecieron esta situación o murieron por culpa de ella, y son honradas como mártires. Dejaremos aparte el caso de Santa Rita, Santa Mónica o la Beata Ana María Taigi por no ser  mártires, pero que sí fueron mujeres maltratadas por sus maridos, y pasaremos a las que perdieron la vida a causa de estos malos tratos, o por la intervención de su prometido o marido contra ellas.

En primer lugar, las que fueron denunciadas a las autoridades. Aquí se parte de la base de no permitir a una mujer que disponga libremente de su vida, en la Antigüedad, los relatos nos hablan de vírgenes cristianas cuyo ideal era consagrarse a una vida contemplativa –antes de la aparición del monacato, por cierto- y que fueron denunciadas por las autoridades, o directamente castigadas por sus pretendientes. Otras veces, aunque no pretendieran consagrarse, lo que no querían era desposarse con un pagano, porque no iba a permitirles ejercer su religión ni criar a sus hijos en ella. Entregarlas a las autoridades era la vía más rápida de vengarse de ellas por su negativa, ya que las ponía en el compromiso de faltar a su fe o someterse a la tortura y la muerte.

Santa Lucía.
Santas Victoria y Anatolia.
Santas Rufina y Segunda.
Santa Calíope.
Santa Flavia Domitila.
Santa Inés.
Santa Tárbula de Persia.
Santa María de Persia.

El caso de Santa Juliana de Nicomedia es particular, al existir versiones que defienden que fue casada por la fuerza con un prefecto, y no queriendo tener contacto carnal con él hasta que se convirtiera, él se vengó iniciando contra ella un proceso judicial en el que él mismo fue su juez. Otras versiones la equiparan a las anteriores mártires, yo suelo preferir la primera por ser más verosímil y no parecer copiada del resto de las actas.

El caso también de Santa Hripsime, donde el rey de Armenia es a la vez el rechazado y el juez de la mártir, junto con todas sus compañeras.

Santa Sushanik (Susana) de Armenia, esposa de un gobernador, decidió abandonar el domicilio conyugal cuando su marido se convirtió a la religión persa. Él, para vengarse, la persiguió, capturó, y encerró en una celda, donde permanecería seis años padeciendo hambre, sed y la tortura, y sin poder ver a sus hijos. Murió a inicios del séptimo año sin haber podido salir de allí.

Santa Sara de Antioquía, casada y madre de dos hijos, fue denunciada por su propio marido, el senador Sócrates, a las autoridades, que la hicieron quemar viva a ella y a los dos niños.

Santa Anastasia estuvo casada y su marido la maltrataba encerrándola en habitaciones cerradas, privándola de alimento y bebida y ordenando a los esclavos que la golpearan frecuentemente. Hubiera muerto de no ser por el fallecimiento repentino de éste y su consecuente liberación. Las causas de su martirio no tienen que ver con esto, pero sí fue una mujer maltratada.

De Santa Tecla también hay otras dos versiones, una que ya estaba casada, y otra que tan sólo estaba prometida, en ambos casos, al decidir abandonar la casa conyugal para ir en pos de San Pablo, fue denunciada a las autoridades, aunque no por su marido, sino por su propia madre.

En segundo lugar, las que eran directamente asesinadas por sus pretendientes. Los casos de mujeres que rechazaban el matrimonio en pro de una vida contemplativa y que lo pagaban con su vida se multiplicaron sobretodo en la Edad Media, pero también antes y después. Pero esta vez ya no eran llevadas a los tribunales, pues no existía ninguna causa que las pudiese inculpar, sino que eran directamente asesinadas por pretendientes rechazados. Este caso es muy triste porque, por contrapartida, a muchas mujeres las enviaron al convento en contra de su voluntad, donde languidecieron toda la vida, mientras que a otras que sí querían les imponían matrimonios desagradables o finales trágicos. Es el caso de:

Santa Maxellendis (en la imagen)
Santa Winifred
(también llamada Ginebra)
Santa Valeria de Limoges
.
Santa Zlata de Maglene
(Neomártir Crisa)
Santa Engracia de Badajoz
.
Santa Solange de Bourges (fue incluso raptada por un noble, pero intentando huir de él cayeron ambos a un torrente. Al final la decapitó).

Santa Irene de Portugal: único caso en que el pretendiente respetó la voluntad de ella de entrar en un convento, pero luego, habiendo oído la calumnia de que ella mantenía relaciones deshonestas con otros hombres desde el convento, sin más la encontró y la mató.

Santa Úrsula (según la tradición, hubiera salvado la vida de haber aceptado ser la concubina del caudillo huno, al rechazarlo, éste la mató de un flechazo)

Santa Dimpna (rechazó el matrimonio con su propio padre, aceptado por la cultura celta, pero considerado en la cristiana como incesto)

Finalmente, las esposas que fueron asesinadas por sus maridos, por rivalidades familiares y desavenencias con la vida piadosa de ellas.

Santa Godeleva de Gistel
Beata Camilla Gentili Rovellone


Hay que tener en cuenta que existen muchas vírgenes mártires de las cuales se dice que sufrieron el martirio porque rechazaron los amores de este prefecto, de aquel emperador, de aquel otro… pero no todos los casos valen. La mayoría de veces son simples leyendas piadosas que se repiten simplemente por edificación. Por tanto, NO fueron víctimas de ningún hombre despechado Santas como Águeda, Dorotea, Ágape, Quione e Irene, o Filomena, de la que también se ha dicho, sin el menor fundamento, entre otras. (Todos aquellos casos en los que se ha querido calumniar a prefectos y emperadores merecerían un artículo aparte).

Dejamos aparte todos los casos de santas que rechazaron el trato sexual, las conocidas como “mártires de la pureza”, y todas las que lo fueron de facto antes de que apareciera este término, porque también merecerían un artículo aparte, siendo también víctimas de esta violencia de género.

Meldelen

Yo añado, porque lo fueron, a San Pelayo, adolescente que rechazó las propocisiones del califa de Córdoba y a San Carlos Lwanga, lo mismo, pero con el rey de Uganda. Y, como siempre, excelente artículo, Meldelen.

Ramón.

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