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El Señor de la Ascensión de Cachuy

El Señor de la Ascensión de Cachuy

Una fe que mueve montañas.
Cuarenta días después de la Pascua de Resurrección, las provincias de Cañete y Yauyos, en el departamento de Lima, rinden culto al Señor de la Ascensión en un pueblito escondido, llamado Cachuy, ubicado a 3700 metros sobre el nivel del mar en medio de un agreste y casi inhóspito paisaje, entre abismos y quebradas. Es una imagen de apenas medio metro (tal vez menos) pero que atrae una multitud, que el paso de los años sólo hace aumentar. Al Señor de la Ascensión nadie le dijo donde quedarse, él escogió el lugar y la ruta que debían seguir sus fieles para saludarlo.

Un poco de historia… (y leyenda).
En la primera década del siglo XVI, coincidieron en Lima, Santo Toribio de Mogrovejo (23 de marzo), San Francisco Solano (14 de julio), San Martín de Porres (3 de noviembre) y Santa Rosa de Lima (23 y 30 de agosto), españoles de nacimiento los dos primeros y peruanos los dos siguientes. En ese momento, el Perú vivía el esplendor y auge de la religión católica, el fervor religioso traspasaba frontera con la consolidación cultural virreinal, comenzando a apreciarse los frutos de la primera evangelización. A mediados de siglo se inició lo que sería más tarde la devoción al Señor de los Milagros y casi al finalizar el siglo, en Yauyos, el Señor de la Ascensión.

Según la tradición, entre los años de 1690 y 1712 un pastor llamado Martín Barrios pastaba su ganado vacuno en los pastizales de la zona. Un día próximo a la festividad de San Lorenzo, se le extraviaron sus vacas y habiendo salido a buscarlas, llego hasta una pampa pedregosa llena de malezas y espinas; encontrando en ese lugar al ganado extraviado. Junto al ganado Martín Barrios diviso una pequeña figura humana que parecía ser la de un niño vestido con una túnica blanca. Sorprendido por tan extraño hallazgo, el pastor cogió la estatuilla y tomándolo por el patrón de los pastores San Lucas, se lo llevó a su choza distante a 5 km. del actual pueblo de Cachuy.

Al llegar a su choza, Barrios contó de lo sucedido a su esposa y colocó a la imagen en un improvisado altar. A los pocos días, el pastor notó con sorpresa que la imagen había desaparecido misteriosamente del lugar (milagro que suele repetirse con otras  imágenes). Paralelamente a la desaparición, el ganado del pastor volvía a extraviarse. Barios se echó a buscar al ganado perdido y lo ubicó por segunda vez en el mismo lugar donde anteriormente fue encontrado. Mayor fue su sorpresa al encontrar junto a las vacas a la imagen que había desaparecido de su choza. El misterioso acto de desaparición aconteció muchas veces, optando luego Martín Barrios, por edificar una capillita junto a su morada al imaginar que su modestísima choza era inadecuada para albergarlo; Con mucho fervor y devoción, Barrios y su familia le rendía culto con la seguridad que el santo patrón le dispensaría con el don de acrecentar su ganado. A pesar del solicito culto que le rendían, la imagen volvía a desaparecer; siendo encontrado por el pastor cada vez que desaparecía, en el mismo lugar donde le encontró por primera vez.

Estando en vísperas de la festividad de San Lorenzo, Martín lleva la imagen al vecino pueblo de Putinza, donde se celebraba la fiesta, para que el párroco la bendijera y tal vez así, evitar que se desapareciera. Pero el sacerdote al examinar bien la pequeña imagen y verla con los brazos extendidos en actitud de bendecir y con la mirada fija hacia el frente, ligeramente hacia lo alto, no tuvo dudas en identificarla como la de Jesús en el misterio de su Ascensión al cielo, descartando lo que en un primer momento pensaba Martín Barrios al confundirlo con San Lucas. El sacerdote dispuso que se colocara a la imagen en un sitio preferencial del altar mayor del templo, dando la orden de que nadie la moviese de allí. Al siguiente día, antes de la misa, el sacerdote echó de menos a la imagen y viendo que no estaba, lo buscó dentro del templo sin resultados satisfactorios. Ante este suceso, el sacerdote y la gente del pueblo creyeron que Martín Barrios lo había sustraído. Las autoridades le conminaron al pastor a entregar la imagen, sin embargo, Barrios relató al pueblo y autoridades de las desapariciones anteriores, solicitando se le permitiera ir en su búsqueda.

Con el permiso concedido, el pastor Martín Barrios se trasladó hasta el lugar de siempre encontrando nuevamente la imagen, optando por quedarse en el lugar a pasar la noche. Fue en esas circunstancias que el Señor se le presenta en sueños al pastor indicándole que construya su templo en el lugar del hallazgo. Cuando Barrios despertó al siguiente día, encontró una pampa terraplenada con extensión suficiente para construir una capilla y población; las espinas, malezas y rocas del lugar habían desaparecido. Lleno de inefable gozo y sorprendido por lo ocurrido Barrios inició la construcción del primer templo apoyado por los otros pastores de la zona, iniciándose así, el culto y fervor de una de las fiestas religiosa más importante del sur-medio. Fiesta religiosa que congrega cerca de 45 mil peregrinos de todo el país, que recorren en ascenso permanente 16 km. de un serpenteante e inaccesible camino de herradura, lo que se traduce en más de 10 horas de una larga y agotadora caminata, soportando el fuerte calor de día y el intenso frío de noche, característico de las zonas andinas limeñas.

Otras versiones… (y supersticiones).
Como en todo culto, no faltan otras versiones de la historia y leyendas que se han tejido alrededor de ella. Por ejemplo, cuando era niño, me contaron que esa imagen era la de un niño que se había portado mal y en castigo lo habían convertido en imagen, y el paso del tiempo le hizo crecer el cabello y las barbas. En algunas estampas antiguas, el Señor aparecía con una mano incompleta (evidentemente por una impresión defectuosa) pero la gente le atribuía que era una de las “travesuras” del niño que se había quedado sin manos. Como observarán en la imagen, las manos no aparecen, por una cuestión muy simple: la ropa le queda grande, pues la imagen muy pequeña y no permite hacerle ropa a su medida… nada más.

También afirman sus devotos que la imagen está encadenada al altar mayor para evitar nuevas “escapadas” del Señor. Que el cabello, la barba y las uñas le crecen cada año (he conocido gente que jura haberle cortado las uñas a la imagen…) y que es muy “castigador” si no le cumplen sus promesas o se burlan de él. También te castiga si no vas movido por la fe, sino solo por el afán de aventura… ¡todo te sale mal! El camino se te hace largo, no tienes cuando llegar, tus cosas se pierden o te las roban, etc. Lo que sí es de admirar es que en este caso, la fe si mueve montañas. Como dije líneas arriba, el estrecho camino es de herradura, en constante ascenso, con dificultades como el clima, el mal de altura con abismos (han habido accidentes mortales con gente que cae al abismo) y aunque hay la posibilidad de ir a lomo de bestia, la mayoría lo hace caminando. Gente de toda edad, hasta bebés llevan a ser bautizados y gente muy anciana, solo movida por la fe y el valor de una promesa.

El punto final.
Debo decir que en la actualidad se discute acerca de la autenticidad de la verdadera imagen. Aunque para los peregrinos este punto no admite discusión, en el pueblo de Cachuy (cuya mayoría de habitantes es protestante, cosas de la vida, siendo así que el Santuario permanece la mayor parte del año cerrado) en el templo hay una imagen en el altar mayor (dicen es la verdadera) otra en la entrada (que es la que procesiona y también afirman que es la que se apareció). La polémica se agudizó cuando en el año 2000 con motivo del jubileo el Obispo dispuso que la imagen recorriera todas las poblaciones de la Prelatura. Los de Yauyos decían que la verdadera imagen jamás se había movido del santuario, que el Señor no lo permitiría, etc, mientras que los de Cañete, estaban felices de tener aunque sea un par de días la verdadera imagen en sus parroquias. La cuestión se calmó algo cuando el Obispo en la misa de fiesta del año siguiente 2001, afirmó que a estas alturas no se conoce con exactitud cuál es la verdadera imagen y que no es ella la que hace los milagros, sino Jesús en el cielo y….etc.

Germán Yactayo.

4 comentarios

thalya -

bueno yo creo en este caso lo mismo que ese obispo , es solo Jesucristo el que hace milagros ... ninguna imagen hace milagros ... y ademas a Dios le desagrada que se adoren y que mucha gente en su ignorancia le pida y hable con esas imagenes cuando es olo con Dios poir medio de nuestro Señor Jesucrisot ... lean la biblia y conoceran la verdad y la verdad os hará libres!

German -

Gracias por publicarlo, man

-

Sí, se ve raro, pero es que es una imagen muy pequeña, y al vestirla, es dificil
que quede bien, sobre todo si no está hecha por alguien que sepa mucho de
costura. Sin embargo, tiene bonito rostro, verdad?


Hasta pronto.
Ramón.




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