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Tus preguntas sobre los Santos

Santa Apolonia sigue dando más de sí.

Santa Apolonia sigue dando más de sí.

Esta es mi respuesta  a un comentario del artículo "Santa Apolonia: realidad versus ficción", en forma de dialogo:

P: Esperando ser oportuno en mis comentarios me gustaría hacer las siguientes reflexiones.
R: Pocos comentarios he recibido, de veras, que sean inoportunos, solo los groseros o malsonantes, o insidiosos.

P: Es necesario sea el tópico que fuere el investigar que tan fidedignas son nuestras fuentes, sin mencionar el hecho de tomar en cuenta por quienes son reconocidas y/o  analizadas a través del tiempo.
R: A veces algunas fuentes es casi imposible consultarlas, pensemos en "Los Bolandistas" o la obra de San Simón Metafraste, su excepcional menologio. O, por ejemplo, los versos que San Dámaso papa dedicó a los mártires y que sirvieron de base para su culto e iconografía, hoy perdidos dichos versos. De seguro que muchas cosas que hoy "sabemos" de los santos provienen de ahí.

P: En nuestro caso el relato más puro viene de la carta que escribió  San Dionisio (Papa de 259 a 268 D. C.)  a Fabio patriarca de Antioquía (253 D.C.) , y conservada por Eusebio (EUSEBIO, H. E., VI-VII).
R: Tengo que hacerte una aclaración, y perdona, el Dionisio que escribe la carta no es el Dionisio papa, sino el Patriarca de Alejandría, precisamente por estar allí fue testigo de Apolonia, la cual, evidentemente era una mujer conocida, si no, este martirio no habría llamado tanto la atención, entre los demás que había.

P: Habiéndose señalado esto en lo escrito por Meldelen  habrá que tomar en cuenta la deformación de una historia original por las pequeñas “licencias literarias” (...) para rodear al Santo en cuestión de una aureola que invitaba a su veneración siguiendo su vida ejemplar.  Siendo así, ¿qué habrá encontrado Jacobo de la Vorágine en el Siglo XIII al recopilar tantas narraciones para escribir “La Leyenda Dorada” en especial de Santa Apolonia?
R: Jacobo la Vorágine (Beato, por cierto) se basó en historias y leyendas que circulaban entre los ambientes piadosos, además de escritos anteriores. Su originalidad está, no tanto en inventarse la leyenda, sino en recrearla con su estilo y darle, si cabe, más simbolismo teológico. Uno de sus "perlas" (sobre Santa Margarita de Antioquía) es decir "¿como que el dragón se la tragó? No, ella se dejó comer para salir victoriosa después", o algo así, que no me sé la cita... y desgrana toda una teología puramente simbólica sin más apoyo que su imaginación.

P: ¿Cuántas mentes a través del tiempo habrán querido contribuir a la gloria de la Santa aumentando detalles a la información original?
R: Lo que en un momento sirvió para dar gloria a un santo, hoy puede ser un escollo y ser contraproducente en su culto (salvo en la devoción popular y milagrera, que añora los portentos). Por ejemplo, si la leyenda del rayo que mata al padre de Santa Bárbara le valió para ser protectora en muchos casos de peligro, lo que extendió su culto; hoy le ha valido hacerla sospechosa de falsedad toda su historia. El culto a Santa Cecilia no habría pasado de ser local, si acaso, de no tener un patronato sobre la música, basado en un error. Hoy, al leer que es un error, muchos acusan a la Iglesia de mentir y, con cierta razón, sospechan de todo lo relacionado con los santos y los prodigios... Y así, como estos ejemplos, muchos más.

Uno de los ejemplos más dolorosos es la misma Santa Apolonia, una mujer real, nacida en un tiempo preciso, diaconisa, con las funciones propias de ella, bautizar, predicar incluso (no por gusto le rompen la boca), que fue eliminada del calendario por el cúmulo de leyendas, reliquias falsas... O sea, que lo que le dio gloria durante un tiempo largo, al final "le pasó factura" eliminándola del calendario, como si fuera una invención piadosa. Afortunadamente, esto no tiene porque ser definitivo, pues en 2005, Santa Catalina de Alejandría, más dudosa que las dudosas, volvió al calendiario como "memoria libre", gracias a la mano de Juan Pablo II (también incluyó a Santa Rita, que nunca estuvo).

P: Conscientes de éstos hechos nos queda documentar de la manera más seria nuestros comentarios citando las fuentes en las que son apoyados, evitando ahogarnos en las turbulentas aguas del  mar de información que ofrece internet.
R: Ufffff, que aquí se encuentra de todo, incluso en las páginas más confiables en cuanto a su fidelidad a la Iglesia, pero que solo copian unas a otras, o desconocen en realidad del tema. Las leyendas se repiten sin cesar, sin aclarar que son eso, leyendas y ya está. No es que este sea un blog impecable, más de un error habrá por ahí en algún artículo, por eso siempre espero me lo señalen para investigar algo y corregirlo.

P: El poder discernir nos lo permite Dios, y el intelecto humano es uno de sus grandes milagros y al que asistimos día con día… ¿por qué no habríamos de utilizar tal maravilla de tal manera que glorifiquemos su nombre en la búsqueda de la verdad?
R: Discernimiento, discernimiento, eso nos falta muchas veces, por eso siempre intento dar en cada artículo una opinión propia, más allá de los datos técnicos o históricos de algún asunto, de manera que se vea algo "pensado con cabeza propia". Creo que me he ayudado más a mi mismo, que a los demás. Tú, por lo demás sigue comentando, que nos viene bien a todos.

1 comentario

Meldelen -

Ay, Apolonia de mi alma... sobre Jacopo della Voragine diría yo veinte mil cosas bien dichas, que, con todo el respeto a su trabajo, nunca me había reído tan a gusto cuando leí la Leyenda Aurea, ahora hará unos seis años. Con unas cosas te ríes y con otras te echas las manos a la cabeza, como cuando mezcla latín con griego a la hora de definir el significado de los nombres de los Santos. Y el buen padre Ribadeneria es más de lo mismo. Yo me tiro de los pelos por no poder consultar a los Bolandistas, y vaya, ¿sabes que otra cosa me volvi loca buscando? ¡Los himnos del poeta Prudencio a los martires hispanos! ¿Alguien sabe donde puñetas se puede consultar eso?