Más sobre la lápida de Santa Filomena
Pregunta: Dicen que la lápida de Filomena (ya volvió el pesao con lo mismo) estaba al revés porque se acostumbraba a empezar a pintar por la del medio... vale. Pero si te fijas, ¿o me equivoco yo?, todas las lapidas de los corposantos que he visto ¡son una sola piedra! A veces se nota que intencionadamente son una sola piedra porque escriben todo amontonado, casi sin espacio... ejemplo: nuestra querida Munditia. Soy devoto de su lápida. España.
Respuesta: Volvemos con la querida Filomena, sin la cual, una parte de lo que es el blog no sería ni tan interesante ni tan polémico para más de uno. La tipología de lápidas es tan variada en lo que concierne a las catacumbas, que es difícil en realidad establecer una pauta o canon más allá de la repetición de símbolos paleocristianos o fórmulas conocidísimas como el “pax tecum”. Tenemos lápidas para todos los gustos, desde la extensa narrativa de la lápida de Mundicia, donde se nos da mucha información, hasta aquellas en las que sólo aparece el nombre, como la de Grania. Y desde luego que hay variedad de tamaños en cuanto a estas lápidas. Dentro de esa diversidad hay que aceptar que no hay una norma fija -estamos hablando de varios siglos de utilizacion de las catacumbas- y por eso la de Filomena, dentro de lo especial que es, no es menos buena por ser diferente.
Normalmente, como tú has dicho, suelen ser de una sola pieza y esto se observa por el abigarramiento de la inscripción, concentrada para aprovechar el máximo espacio posible. Pero no son las únicas, y ahí están no sólo la de Filomena, sino también la de Noeti –de la cual hablaba el Dr. Miravalle- que también estaba fragmentada en piezas. Además, tienes que tener en cuenta que estas lápidas han sido intervenidas en procesos de recuperación que poco tienen que ver con una metodología arqueológica rigurosa y respetuosa con el patrimonio. El período de extracción de estos cuerpos en las catacumbas abarca los siglos XVI-XIX y no había los conocimientos que ahora se tienen para realizar una adecuada excavación que no dañara el material extraído y recogiese la mayor cantidad posible de información. Así, muchas lápidas fueron rotas, estrelladas, tratadas con poco cuidado y hasta rayadas y pintarrajeadas por encima. La lápida de Mundicia, por ejemplo, parece estar recortada artificialmente, y se ha eliminado el resto de la piedra, algo impensable hoy en día para un arqueólogo serio, aun cuando los restos eliminados no contengan texto. Otros ejemplos: la lápida de Minia, que fue grabada por detrás, y la propia lápida de Filomena, que ha sido rayada con lápiz al lado de cada uno de sus símbolos. Vamos, que de lo que había, a lo que hay ahora, muchos tumbos y chapuzas se han dado. No hay que olvidar que se trabaja sobre un material que ya ha sido dañado e intervenido.
Pero volviendo a tu pregunta, ya sabes que el Dr. Mark Miravalle habló en su informe acerca del presente estatus eclesial de la Santa (disponible en este blog) acerca de la controversia arqueológica, y ya expuso que la probabilidad de que la lápida fuera reutilizada era nula. Que se trate de una lápida sorprendentemente grande y alargada –en comparación con otras, se entiende- no es frecuente pero tampoco es imposible, ni por ello se ha de pensar que sea falsa o reutilizada. Para muestra, un botón: ahí tenemos la lápida de Santa Vibiana, mártir de las catacumbas, que se venera en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en LA (USA): aproximadamente es igual de larga e igual de ancha que la lápida de Filomena, aunque en este caso la inscripción es más larga –y NO ocupa todo el espacio disponible- y los símbolos se reducen a una sola corona. Esta lápida se rompió y las líneas de fractura vienen a caer, casualmente, más o menos por las mismas zonas por donde se fractura en tres la lápida de Filomena. La inscripción de Vibiana abarca la longitud de la piedra -sin abigarrarse-, por lo que fue concebida como una unidad, pero que después fue fracturada, a juzgar por la limpieza del corte, por los que la extrajeron o durante el traslado de la misma.
El caso de Vibiana y de Filomena viene a indicar que existían diversos tamaños de cubículos y que su aprovechamiento fue diverso, existiendo lápidas pequeñas y grandes, cuadradas y rectangulares. Que en el caso de Filomena ésta viniese a fragmentarse es algo que el Dr. Miravalle ya ha explicado y a él me remito: la lápida de Filomena fue también concebida como una unidad –por la inscripción, que empieza por la mitad y acaba por el principio- pero probablemente fue necesario fragmentarla en tres para su adecuación al lóculo. Es un caso difícil de explicar, realmente, pero no tanto como para que ello comprometa la autenticidad de la lápida. No olvidemos que el vaso con sangre se había pegado a la argamasa de las piedras y al ser separadas fueron los excavadores –imposible llamarlos arqueólogos- quienes lo rompieron, haciendo necesario trasladar posteriormente esa sangre a un nuevo recipiente: esto vino a desmentir que el vaso estuviera ya roto, y fue otro de tantos argumentos válidos para demostrar que el lóculo no fue reutilizado.
Estando demostrado que lápida, huesos y sangre de Santa Filomena son auténticos y que ello prueba su martirio, enredarse en cuestiones y argumentos retorcidos sobre tipologías de lápidas me parece un poquito forzado. También hablamos de una lápida que es muy rica en símbolos, pero eso es también normal –en la lápida de Grania se cuentan también siete símbolos- y las inscripciones indistintamente pueden ser largas o cortas –compara por ejemplo el MINIA IN SOMNO PACIS con el larguísimo epitafio de Mundicia o, por poner otro ejemplo, el de Inbenia, también algo extenso-.
A esto súmale que quienes escribían las lápidas –los lapidatores- no eran precisamente Cicerón ni Tito Livio, y de ahí que sea más que frecuente que la letra que ellos emplean –la capital cursiva en su mayoría- sea mala, se tuerza, se amontone, cometan faltas de ortografía, calculen mal el espacio o hasta tracen auténticos garabatos y tachones.
A modo de conclusión: sin ningún problema se puede admitir que la lápida de Santa Filomena es especial, curiosa, llamativa, pero a fin de cuentas, auténtica y perteneciente a su dueña, por decirlo de algún modo. Aquí lo que nos falta es disponer de un corpus con todas las inscripciones y lápidas de los mártires de las catacumbas –probablemente exista, pero lo desconozco- y empezar a verlos uno por uno, pero siendo verdad, como ya decía, que en varios siglos de utilización de las catacumbas, no se puede pretender que todas las lápidas sean iguales en formato. Definitivo es, haya lo que haya en la lápida, que había una mártir tras ella. No hay que olvidar tampoco la infinidad de cuerpos cuya lápida no tenía nada, no traía su nombre, o aquellas que fueron rotas por la torpeza de los currantes (más de una habrá). En ese sentido es una suerte que la de Filomena haya llegado para suscitar todas estas controversias, porque donde no hay nada, nada se discute, y siempre es mejor tener algo, que no tener nada.
En fin, pax tecum, Filumena.
(En la imagen, las tres piezas de la lápida de Santa Filomena, que se pueden ver en el Santuario de Mugnano del Cardenal, Italia).
Meldelen
Me parece bien, la exposición clara y concisa, pero me quedo en lo mismo.
1. Las lápidas conocidas podrán estar hechas trozos, pero hasta ahora no se habla de ninguna, estando puesta y con el santo dentro, ya estuviera hecha trozos mal puestos y sellados.
2. Las lápidas "arregladas" lo han sido al quitarlas, al trasladarlas o ubicarlas para la veneración (mi Munditia), no antes de sellarlas con el santo dentro.
3. Noeti no se vale, estaba hecha más trozos aún y ni siquiera se sabe que es eso de "noeti".
3. Lo único cierto es que hallaron una lápida que decía lumena pax te cum fi. Si la viramos puede decir tambien cum fi pax te lumena... (esto lo digo con ironía, que ese texto no tiene sentido. me han halado las orejas por ello)
O empezaron a escribir por el medio (Antonio me ha dicho que afirmar eso es una bobería; pero ya lo sabía, nadie escribe por el medio), o luego de escrita tuvieron que recolocarla porque no cabía, y el albañil la puso mal aposta , aunque no se entendiera lo que había escrito. Era un tipet que no valía dos pesetas o la recompusieron a la fuerza, sea quien sea.
Ramón, el mismo que hizo la pregunta.